¿Bondad o dificultad para establecer límites?

¡Hola! En la Newsletter de hoy hablaremos acerca de cómo solemos asociar la bondad con el olvido de nuestros propios derechos, pues la sociedad suele castigar a aquellos que establecen límites. Del mismo modo, entenderemos los problemas de no marcarlos en nuestra vida y, como siempre, haremos un repaso de la actualidad en el mundo de la Psicología.

¡Empezamos!

— Natalia Menéndez, Pol Bertran

El olvido de los propios derechos: ¿bondad verdadera? 😢

Si tuviésemos que definir cuál es el comportamiento típico de una buena persona, seguramente nos vendrían a la mente acciones relacionadas con la entrega incondicional. Cuando alguien es definido con el atributo de la bondad, a menudo se trata de una persona tendente a ceder y anteponer las necesidades ajenas antes que las propias. Sin embargo, este concepto de lo que implica ser una buena persona está contaminado por creencias equivocadas.

Asociar la bondad con el olvido de los propios derechos y necesidades es extremadamente frecuente. Esto representa un problema, ya que conduce a muchas personas a adoptar comportamientos perjudiciales para su salud emocional en pro de ser percibidas por los demás de una manera positiva.

Así, son muchos los que encuentran grandes problemas para establecer límites asertivamente en su vida cotidiana. Hablamos de individuos con un comportamiento más bien sumiso, asumiendo que para cuidar y mantener relaciones satisfactorias con los demás es necesario dejar a un lado el propio mundo interno.

Habitualmente, esta visión errónea de lo que es la bondad es adquirida ya desde las primeras etapas de la infancia. La entrega sin límites está muy bien reconocida socialmente y muchas veces se plantea como una estrategia útil para que los demás no se marchen de nuestro lado. En otras palabras, desde el comienzo de la vida aprendemos que la aceptación y el amor de los otros son claves para sobrevivir y que es crucial hacer lo que sea para lograrlos.

Las personas con mayor riesgo de caer en esta búsqueda desesperada de aceptación a través de la sumisión son aquellas que no han podido cultivar una adecuada seguridad interna. Aquellas que han sido criadas en hogares demasiado autoritarios o sobreprotectores pueden carecer de las habilidades necesarias para expresar sus necesidades sin temor a que ello suponga ser abandonado. Esto, unido al reforzamiento social de ese rol de “buena persona” que se va construyendo, puede condicionar seriamente el bienestar emocional al generar sobrecarga por la falta de límites y una enorme desconexión con uno mismo.

Aunque todos necesitamos de los demás para sobrevivir, implicarnos en nuestros vínculos desde el miedo sin escucharnos puede conducir a relaciones insatisfactorias que, lejos de hacernos sentir seguros, nos generan una sensación de vacío e inestabilidad.

Por ello, antes de que des por sentado que para ser buena persona debes renunciar a tus límites personales, vamos a comentar algunas características que sí definen correctamente la cualidad de la bondad:

• Empatía: Las personas bondadosas son aquellas capaces de sintonizar con las emociones del otro, experimentando compasión genuina.

• Buena gestión de emociones difíciles como la rabia: Las personas buenas pueden sentir emociones como la ira, ya que estas forman parte de nuestra naturaleza como seres humanos. Sin embargo, no caen en el error de exteriorizarla con agresividad. Más bien, saben sacarla de una manera constructiva con ayuda de la asertividad, sin por ello renunciar a la firmeza.

• Honestidad: La bondad también podría asociarse con la capacidad de ser honesto. Esto implica ser sincero en la medida de lo posible, teniendo siempre en cuenta el impacto de las propias palabras sobre los otros.

• Disposición para ayudar: La bondad está por supuesto vinculada a acciones de ayuda a los otros. Sin embargo, esta disposición sólo se materializa en conductas cuando la persona percibe que está preparada y cuenta con los recursos necesarios, sin dar más de lo que le resulta posible en cada momento.

Consecuencias de no establecer límites en nuestras relaciones 🍂

Cuando confundimos la bondad con olvidarnos de nosotros mismos y no logramos establecer límites de forma saludable en nuestras relaciones, son muchas las consecuencias negativas que pueden aparecer:

• Baja autoestima: Cuando no establecemos límites interiorizamos la creencia de que lo que nosotros necesitamos es menos importante que aquello que necesitan los demás. Nos sentimos menos valiosos, mermando así la manera en la que nos percibimos.

• Frustración: Cuando renunciamos una y otra vez a nuestras necesidades, es esperable que aparezca mucha frustración, ya que continuamente sentimos que nuestra persona está siendo pisada por los otros.

• Dificultades en la definición de la identidad: Cuando no establecemos límites de forma sana, es natural que nos sintamos confusos respecto a quiénes somos y qué es aquello que queremos.

• Miedo al rechazo: Cuando adoptamos la costumbre de ignorar nuestras necesidades y anteponer las de los demás, a menudo atraemos a quienes buscan rodearse de personas sumisas. Por ello, sentimos que renunciar a nuestros límites es la única vía para mantener a otras personas cerca.

• Dependencia emocional: Al hilo del punto anterior, cuando renunciamos a los límites personales es fácil entrar en dinámicas de dependencia emocional, de forma que nuestras relaciones nunca parten de una base igualitaria.

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• Un equipo de neurocientíficos ha descubierto que las neuronas del cerebro de lo que se conoce como la red neuronal por defecto (RMD) es clave a la hora de hacer emerger el pensamiento creativo.

• Una investigación reciente explora el fenómeno de la sinestesia sexual: algunas personas experimentan percepciones sensoriales anómalas durante el sexo, como si sus sentidos se mezclasen. Podría deberse a una hiper-sensibilidad de algunas áreas del sistema límbico en el cerebro.

• Un meta-análisis confirma que el hecho de pensar intensamente genera malestar emocional, como si se tratase de un sobreesfuerzo físico más.

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