¿Cómo ayudar a alguien que rechaza ir a terapia?

Aunque ir a terapia es cada vez más habitual, muchas personas siguen mostrando resistencia ante esta opción. Ya sea por prejuicios, miedo o desinformación, convencer a alguien de pedir ayuda profesional puede convertirse en una tarea delicada. En esta newsletter te damos herramientas para abordar este tema con sensibilidad, respeto y empatía. Porque cuando una persona cercana sufre, el reto no es forzar el cambio, sino ofrecer apoyo sin juicio para que pueda abrirse a recibirlo. 

— Natalia Menéndez, Pol Bertran

¿Cómo convencer a alguien de ir a terapia? 🧠

Acudir a terapia psicológica es un acto de autocuidado cada vez más naturalizado en la sociedad actual. Hasta hace no muchos años, cuidar de la salud mental  con ayuda profesional era un hábito rodeado de estigma y tabú. Sin embargo, los avances en este sentido han permitido romper barreras y hacer de los tratamientos psicológicos algo mucho más accesible que antes.

Aun con todos estos progresos, la realidad es que dar el paso de pedir ayuda sigue siendo complicado. Muchas personas siguen mostrando rechazo ante la idea de ir a terapia, a menudo influidas por miedos, prejuicios y resistencias.  

En algunas ocasiones, esto puede resultar frustrante cuando se trata de individuos cuyos problemas emocionales salpican a quienes les rodean. Es en estos casos cuando el entorno puede insistir para que la persona afectada busque ayuda, lo que con frecuencia no hace más que activar las defensas y el rechazo ante esta posibilidad.

Es esencial tener presente que ninguna persona adulta en pleno uso de sus facultades mentales puede ni debe ser obligada a acudir a terapia. La terapia psicológica es una intervención sanitaria que requiere pleno consentimiento por parte del paciente, el cual debe ser informado de todas sus implicaciones y condiciones. Por ello, cuando alguien que podría beneficiarse de ir a terapia muestra su negativa a ir, lo único que podemos hacer es orientar e informar desde una postura calmada y libre de juicios y presiones. Veamos algunas claves para conseguirlo:

• Enfatiza la preocupación por su salud por encima de cualquier juicio: A veces, la frustración ante la negativa de alguien a ir a terapia puede llevarnos a hacer ataques desafortunados. Señalar a la persona lo mal que está  de forma rotunda no suele ser una buena estrategia. En su lugar, es preferible que le hagas saber con tacto y cariño cómo le ves, poniendo el foco en su propia experiencia emocional: “Veo que últimamente lo estás pasando mal y me preocupa verte así, quizá ir a terapia puede ser una forma de que te sientas mejor”.

• Elige un buen momento y lugar: Puede parecer obvio, pero elegir bien cuándo abordamos el tema puede marcar la diferencia. A veces escogemos situaciones tensas o de conflicto para echar en cara a la otra persona sus problemas y la necesidad de resolverlos. Si hacemos esto, lo más esperable es que la persona se cierre en banda al sentirse atacada. Trata de plantear este tema en un momento de calma y por supuesto cuidando la privacidad sin otras personas delante.

• Cuestiona posibles prejuicios o mitos sobre la terapia: A menudo, la negativa a la hora de ir a terapia se relaciona con ideas muy arraigadas en nuestra sociedad, como que pedir ayuda es señal de debilidad o que los tratamientos psicológicos están orientados a patologías mentales graves. Hablar con la persona afectada sobre estas ideas puede despejar sus dudas y brindarle mayor seguridad.

• Sé un apoyo desde el punto de vista práctico: Aunque en las sesiones de terapia la persona debe estar a solas con el terapeuta, eso no significa que tú no puedas prestar tu apoyo en el proceso. Quizá puedes proponerle buscar juntos el profesional más indicado para su caso, o incluso puedes ofrecerte para acompañarle hasta el lugar donde será la primera consulta. De esta manera, dar el paso le puede resultar más sencillo.

• Utiliza posibles referentes como modelo: Piensa en alguna celebridad o figura que sea significativa para esa persona. Puede que alguien a quien admire haya dado el paso de ir a terapia y compartir esto puede servir para inclinar la balanza a favor de pedir ayuda. Ver que otras personas que asociamos con el éxito también han necesitado apoyo en algún momento puede ser un gran aliciente.

• No te enfades si la persona insiste en su negativa: Aun siguiendo todos los pasos anteriores, es posible que la persona siga negada a tomar la decisión. Si esto sucede, es fundamental que no te enfades con ella. Trata de regular tu propia frustración y empatiza con lo difícil que debe ser para esa persona contemplar esta alternativa. Recuerda que su rechazo a ir no es algo personal para fastidiarte, sino una señal de miedo ante lo desconocido. En este caso, lo mejor que puedes hacer es seguir mostrándote disponible para esa persona entendiendo sus motivos para no ir.

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