Dime qué comes y te diré cómo eres

¡Hola! En la Newsletter de hoy exploraremos cómo nuestros hábitos alimentarios están relacionados con nuestra personalidad y, por tanto, cómo lo que comemos puede dar indicios de nuestra forma de ser. Del mismo modo, entenderemos la conexión con los estilos de vida saludables y, como siempre, haremos un repaso de la actualidad en el mundo de la Psicología.

¡Empezamos!

— Natalia Menéndez, Pol Bertran

¿Puede tu personalidad influir en tus hábitos alimentarios y tu estilo de vida saludable? 🧠

Actualmente la mayoría de nosotros sabemos qué implica tener hábitos alimentarios saludables. Más allá de las adaptaciones individuales requeridas en cada individuo acorde a su edad, sexo, actividad física o estado de salud, alimentarse bien tiene que ver con mantener una dieta que aporte todos los nutrientes que el organismo necesita: hidratos de carbono, grasas, proteínas, minerales y agua. Debe existir variedad y es aconsejable optar por alimentos naturales y preparaciones caseras.

Aunque la teoría está clara, no siempre resulta fácil en la práctica cumplir con este tipo de indicaciones. En este sentido, desde hace ya unos años la investigación viene dando cuenta de que el proceso de alimentarse va más allá de la mera ingesta de nutrientes. En el acto de comer entran en juego aspectos emocionales, sociales y culturales de gran importancia.

De hecho, los investigadores griegos Ioannis Tsartsapakis y Aglaia Zafeiroudi de la Universidad Aristóteles de Salónica y la Universidad de Tesalia respectivamente, se hicieron una interesante pregunta: ¿Puede nuestra personalidad influir en nuestros hábitos alimentarios y en el estilo de vida saludable?

Más específicamente, ambos se interesaron por cómo los cinco grandes rasgos de la personalidad, los conocidos como “Big five”, podían influir en los hábitos alimentarios de los individuos. Este modelo de la personalidad engloba una serie de dimensiones básicas: apertura a la experiencia, conciencia, extraversión, amabilidad y neuroticismo.

Para explorar esta relación, ambos decidieron realizar una revisión bibliográfica que terminó seleccionando 21 estudios acorde a los criterios de inclusión establecidos. Las conclusiones que los autores extrajeron fueron sorprendentes:

• La dimensión “Conciencia” tiene que ver con el autocontrol, la planificación y el ajuste a las normas. Las personas con puntuaciones elevadas en esta dimensión tienden a seleccionar alimentos más saludables y adoptar hábitos correctos en general.

• La dimensión “apertura a la experiencia” hace referencia a la curiosidad, la creatividad y la mentalidad abierta. Quienes puntúan alto en esta dimensión tienden a disfrutar de las experiencias nuevas o diferentes y se relacionan sin dificultad con sus emociones. Estas personas tienden a mantener una dieta más equilibrada, priorizando productos como la fruta y la verdura. Además, son más expeditivas a la hora de comer y es poco común que sufran neofobia alimentaria, por lo que prueban todos los grupos de alimentos sin inconvenientes. En cambio, las personas que puntúan bajo en esta dimensión suelen ser rutinarias y, por ende, diversifican menos a la hora de comer.

• La dimensión “amabilidad” tiene que ver con la actitud del individuo en general hacia los demás. Una puntuación alta es propia de quienes se relacionan de manera confiada, compasiva y altruista con la gente. Esta sensibilidad social se relaciona con hábitos como el bajo consumo de carne.

• La dimensión “extraversión” se refiere a la forma en la que las personas interactúan con los demás y la medida en la que disfrutan socializando. Las personas que puntúan alto en este caso tienden a ser enérgicas y animadas en escenarios sociales, por lo que tienden a ser sociables, optimistas, divertidas y aventureras. Quienes encajan en este perfil suelen elegir alimentos menos interesantes desde el punto de vista nutricional, ya que se decantan con frecuencia por dulces, carnes y refrescos. Suelen percibir su estado de salud como mejor de lo que realmente es, lo que puede conducir a conductas de riesgo.

• La dimensión “neuroticismo” se refiere a la forma en la que una persona gestiona sus emociones y la estabilidad psicológica que posee. Puntuaciones elevadas en neuroticismo son sinónimo de emociones negativas más frecuentes, inestabilidad emocional, estrés o hipocondría. Igualmente, el neuroticismo puede relacionarse con la sensación de no encajar y la ansiedad. Las personas con altas puntuaciones en esta dimensión pueden mostrar unos hábitos alimentarios poco saludables, con escasa proporción de frutas y verduras y grandes dosis de grasas saturadas y azúcar.

Los hallazgos de estos investigadores nos permiten observar de manera bastante llamativa la relación entre nuestras emociones y nuestra forma de comer. Entender la nutrición humana desde una visión integral que asuma la relación cuerpo-mente es clave para realizar intervenciones sanitarias más efectivas. Las pautas generales no siempre son suficientes para promover cambios en los hábitos alimentarios, sino que parece importante un abordaje más personalizado que tenga en consideración el estilo de personalidad de cada uno. Además, comprender la asociación entre los distintos estilos y las tendencias en cuanto a elecciones alimentarias puede ayudar a enfocar los puntos débiles de cada paciente de manera más específica.

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La reseña destacada de la última edición:
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