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"Estoy bien, pero no soy feliz": el sufrimiento más allá de las etiquetas diagnósticas

🧠 La sociedad invalida muchas veces el malestar cuando no encaja en una etiqueta. Pero es común sentir que a pesar de tenerlo todo, no terminamos de ser felices 🧠

Muchas personas llegan a consulta sin una etiqueta clara, pero con una sensación persistente de vacío. “Estoy bien, pero no soy feliz” es una frase cada vez más común, y no siempre encuentra respuesta en los manuales diagnósticos. En la Newsletter de hoy reflexionamos sobre los límites del modelo biomédico en Psicología y proponemos una mirada más amplia al sufrimiento humano: una que valide el malestar sin necesidad de etiquetas, y que abra la puerta a la comprensión, el sentido y el cambio.

— Natalia Menéndez, Pol Bertran

La salud mental es clave para la educación de calidad. La UNESCO destaca su importancia para el rendimiento y bienestar. La Facultad de Ciencias de la Salud de VIU ofrece el Máster en Psicología de la Educación para formar profesionales que impacten positivamente en entornos educativos.

Más allá de los diagnósticos: cuando el malestar no tiene nombre, pero sigue pesando 🧠

Cuando hablamos de salud mental a menudo nos vienen a la mente términos como “ansiedad” o “depresión”. Con frecuencia asociamos la psicología y la necesidad de acudir a terapia con las etiquetas diagnósticas, lo que lleva a muchas personas a asumir que no tienen derecho a sentirse mal.

Lo cierto es que el modelo biomédico basado en diagnósticos categoriales cada vez parece ser menos útil en el marco de la psicología. Hace años se planteó la necesidad de hacer de la psicología una ciencia rigurosa. Para ello, se propuso un modelo de trabajo similar al aplicado en la medicina y otras ciencias de la salud. El problema de este paralelismo es que se deja a un lado que la psicología trabaja con entidades difíciles de medir, cuya naturaleza es subjetiva y está influida por variables contextuales.

Así, cada vez parece más evidente que el sufrimiento humano abarca un amplísimo espectro de manifestaciones. Por ello, encorsetar esa realidad en categorías diagnósticas con frecuencia no sólo es difícil, sino también contraproducente. La idea de que debemos obtener un diagnóstico que dé validez a nuestras experiencias internas ha impedido a muchas personas entenderse y hallar soluciones reales a su dolor.

Bajo la creencia de que tener una etiqueta es lo que hace que el sufrimiento sea reconocido, muchas personas caen en la autoinvalidación. Asumen que su sentir “no es para tanto”. Se presupone que un diagnóstico es necesario para necesitar ayuda y que obtenerlo es algo reservado para aquellos que sufren un alto grado de disfuncionalidad. Lo cierto es que los diagnósticos no aportan información demasiado valiosa sobre los problemas de la gente. Lo auténticamente significativo tiene que ver con el sentir de cada uno y la manera en la que esto impacta en la vida de una persona y su sensación de plenitud.

De hecho, las consultas de psicología reciben habitualmente motivos de consulta ambiguos e inespecíficos. La mayoría se resumen en “estoy bien, pero no soy feliz”. Esta frase es compartida por muchas personas que, a pesar de tener vidas aparentemente funcionales, sienten un enorme vacío emocional por dentro.

La primera pregunta que cabe hacerse entonces es: ¿Qué entendemos por estar bien? Vivimos en una sociedad que fomenta la desconexión de nosotros mismos. Pasamos largas jornadas trabajando y, cuando podemos parar, nos anestesiamos con estímulos externos que nos ayudan a evadirnos (series, compras, planes cada vez más extraordinarios…). En nuestra sociedad se asume que estar bien tiene que ver con aquello que se espera de nosotros: un trabajo, dinero en la cuenta, una pareja o familia perfecta, belleza… Sin embargo, rara vez se plantea la importancia de saber conectar con nosotros mismos, entender nuestras emociones, guiarnos por lo que necesitamos y no por lo que deberíamos hacer.

Este dilema es el que hace que muchas personas vivan con un gran conflicto interno, sintiendo que tienen todo para ser felices y aún así no logran estarlo. Así, la sensación de no ser feliz a pesar de que no existan problemas evidentes tiene que ver en ocasiones con la falta de sentido. Esto tiene que ver con la experiencia de vivir la vida sin una dirección clara, algo así como funcionar desde el piloto automático sin detenernos a cuestionar qué hacemos y para qué lo hacemos.

Por supuesto, no podemos ignorar que todos nosotros cargamos con una mochila de experiencias en nuestra espalda. Puede que en el presente nuestra vida parezca idílica, pero quizá en el pasado hemos sufrido vivencias que han dejado heridas dentro de nosotros que ahora necesitan nuestra atención. El papel de nuestros primeros vínculos emocionales con nuestras figuras cuidadoras es indiscutible. Haber atravesado dolor en la infancia asociado al vínculo con los progenitores es una experiencia que deja huella en el alma y puede llevarnos a un estado interno de vacío en la adultez que nos cuesta comprender.

También es posible que el sentimiento de vacío tenga que ver con una elevada autoexigencia, algo habitual en los tiempos de las redes sociales y las comparaciones permanentes. Quizá nuestras expectativas con la vida sean irreales y estén desconectadas de nuestra realidad, lo que puede generar frustración y vacío.

El papel de la terapia cuando nos sentimos infelices 🫂

Si estas situaciones te resuenan, puede que acudir a terapia no sea una opción tan descabellada como crees. Si algo dentro de ti no marcha bien, un psicólogo puede ayudarte a través de la terapia de distintas maneras:

  • Entender el posible origen de ese sentimiento de vacío: En terapia se puede explorar qué hay debajo de esa emoción. Puede que hayas vivido una experiencia traumática no resuelta, que no tengas un propósito, que estés emocionalmente desconectado de ti mismo…

  • Adquirir herramientas para entenderte: Gracias a la terapia podrás regular mejor tus emociones, conectar con ellas de forma segura, conocerte mejor, ejecutar cambios en tu vida que te permitan salir del vacío…

  • Obtener escucha libre de juicios: Sentirse vacío es una experiencia a menudo invalidada por el entorno, especialmente si pareces tener una vida ideal. En terapia puedes encontrar un espacio para ser escuchado sin que nadie te cuestione, acogiendo tu sentir con empatía y respeto.

¿Necesitas ayuda? Consulta nuestro Directorio de Psicólogos 🫂

En Psicología y Mente trabajamos a diario para ofrecer a nuestros lectores los mejores servicios psicológicos. Si hay algo en tu vida que te preocupa, si sientes que necesitas hablar con alguien o simplemente quieres mejorar en tu vida personal o profesional, no dudes en echar un vistazo a nuestro Directorio de Psicólogos, donde te pondremos en contacto con el profesional que mejor encaje con tus necesidades y objetivos.

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