"La presión por las vacaciones perfectas": cuando nada es suficiente

¡Hola! En la Newsletter de hoy hablaremos acerca de cómo las redes sociales, siendo un escaparate de vidas idílicas, han hecho que las vacaciones se conviertan en un foco de frustración y presión. Del mismo modo, entenderemos la importancia de disfrutar y valorar la cotidianidad y, como siempre, haremos un repaso de la actualidad en el mundo de la Psicología.

¡Empezamos!

— Natalia Menéndez, Pol Bertran

Las vacaciones idílicas: una fuente de frustración 🏖️

Llega el verano y con él una época muy deseada por la mayoría, ya que es en este momento del año cuando disfrutamos de nuestras merecidas vacaciones. De hecho, lo más habitual es que con algunos meses de antelación ya estemos gestionando cómo y cuándo las realizaremos.

Elegir destino, alojamiento, fechas… es algo ilusionante pero dependiendo de nuestro enfoque puede convertirse en una fuente importante de ansiedad. Esto se debe a que muchas veces el disfrute puede verse empañado por las expectativas.

Entrar a las redes sociales en los meses estivales supone exponerse a un desfile inacabable de vidas ideales. Los usuarios publican sus mejores momentos, que a menudo se viven en entornos envidiables, haciendo planes llamativos, originales e incluso lujosos. Por no hablar de las sonrisas y el disfrute aparente entre todos aquellos que protagonizan el contenido subido.

Este escaparate repleto de realidades planeadas, exageradas y maquilladas suele contribuir a la frustración de cualquiera que las vea. Al fin y al cabo, nos conducen a comparar nuestra vida, con sus luces y sombras, con un estándar inalcanzable.

Así, un momento de relajación y disfrute como son las vacaciones ha empezado a convertirse en una especie de competición. Ya no basta con disfrutar de unos días libres, es necesario que esa experiencia sea única y, sobre todo, perfecta. Como podrás imaginar, plantear una escapada con esta mentalidad no es lo más interesante para la salud mental. Cuando sentimos la presión de viajar a lugares exóticos en un clima de perfección, puede hacernos sentir deprimidos el simple hecho de no alcanzar ese modelo vacacional, ya sea porque no nos apetece o porque no nos lo podemos permitir.

En esta sociedad tan obsesionada con la superficialidad, parece que irse a cualquier lugar cercano sin postear, disfrutando de la compañía y conectando con la vida real, es lo más revolucionario. Esta vivencia real de las vacaciones también supone abrazar la imperfección. Es por todos sabido que los días de descanso aumentan las fricciones interpersonales, ya que hay más tiempo compartido.

Por no hablar de que las altas temperaturas o las aglomeraciones en los entornos turísticos pueden poner a prueba el humor de cualquiera. Por ello, si de pronto te encuentras sudando y molesto con tu pareja, familia o amigos mientras cargas tus trastos a la playa a veinte minutos de tu casa no significa que estés haciendo nada mal. Simplemente estás viviendo la vida como es. Seguramente, incluso con discusiones incluidas puede que tus vacaciones sean más disfrutadas si dejas de ceder a presiones externas y haces aquello con lo que realmente te sientes identificado/a.

Antes de reservar un nuevo viaje pensando en las fotos tan buenas que subirás a Instagram, suelta el móvil y pregúntate si estás brindando verdadera atención a tus necesidades y las de quienes están a tu lado. Unas vacaciones “conscientes”, es decir, con presencia plena en el aquí y el ahora, pueden ayudarte en muchos sentidos:

• Te permitirán enriquecer tus experiencias, aumentar tu creatividad y tomar una perspectiva más amplia de tus problemas cotidianos.

• Favorecen la recarga de nuestras baterías, tanto a nivel físico como mental, evitando así el desgaste y la sensación de estar “quemado”.

• Renuevan la motivación por las cosas, nos dan un chute de energía que nos permite continuar con la vida con más ganas e ilusión.

• Atender más a fondo tu faceta personal. Al descansar podemos enfocarnos más de lo habitual en nuestras relaciones y en nuestro mundo interno, es el momento perfecto para ponerse al día y reconectar.

La importancia de disfrutar de la cotidianidad 😎 

La presión por tener las vacaciones perfectas también se relaciona con la insatisfacción que vivimos en nuestro día a día. Si nuestra vida no nos llena, o resulta abrumadora y estresante, las vacaciones se presentan como un oasis en medio del desierto.

El problema es que esperamos que en unos pocos días toda esa enorme mochila que venimos cargando de pronto desaparezca. Confiamos en que unas vacaciones perfectamente organizadas serán la solución a todos nuestros problemas cotidianos. 

Sin embargo, cuando esto sucede lo más probable es que los días de descanso se vivan también con mucho estrés por esa necesidad de perfección. Cuando llegamos a las vacaciones agotados o muy ansiosos por desconectar, quizá debemos replantearnos qué está fallando en nuestro día a día.

Revisar nuestro estilo de vida, ver si nos estamos exigiendo demasiado, valorar si nuestras relaciones y nuestro trabajo son satisfactorios…son algunas cuestiones que toca atender. En estos casos las vacaciones no son más que un parche o balón de oxígeno que nos da un poco de aliento, pero no constituyen la solución definitiva.

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La reseña destacada de la última edición:
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