La Tríada de McDonald: ¿las 3 huellas de los asesinos en serie?

🧠 Una antigua teoría intentó relacionar tres comportamientos infantiles con futuros asesinos seriales. Hoy, más que un perfil criminal, revela las cicatrices del trauma 🧠

En los años 60, el psiquiatra J.M. McDonald propuso una teoría inquietante: que la crueldad con animales, la enuresis prolongada y la piromanía en la infancia podrían ser señales tempranas de una mente homicida. Aunque hoy la ciencia forense cuestiona su validez como predictor de criminalidad, la Tríada de McDonald sigue siendo una herramienta para entender el impacto del trauma infantil. Más que anunciar monstruos, estos comportamientos apuntan a infancias rotas que nunca fueron escuchadas.

— Natalia Menéndez, Pol Bertran

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Los indicadores que definen la infancia de los asesinos en serie 🧠

La psicología forense no es, en absoluto, uno de los ámbitos más conocidos dentro de la disciplina. Sin embargo, este área de conocimiento se dedica a una función social muy interesante: comprender la conducta humana en contextos legales, ayudando así a esclarecer casos criminales y evaluar la responsabilidad de los individuos.

La conducta criminal es tremendamente compleja y tiene unas implicaciones muy potentes. Por ello, el interés que ha despertado su estudio no es sorprendente. Con el paso de los años, las investigaciones criminológicas se han vuelto más sofisticadas, aunque algunas teorías clásicas de hace algunas décadas siguen sembrando curiosidad.

Hoy vamos a poner el foco en la llamada Tríada de McDonald, una propuesta realizada en 1960 por el psiquiatra J.M McDonald por la cual él propuso que tres comportamientos en la infancia podrían ser indicativos de tendencia hacia la conducta psicopática en la adultez. McDonald se orientó más específicamente hacia el estudio de la conducta homicida de los asesinos en serie. De acuerdo con su planteamiento, los tres elementos que configuran la tríada son:

  • Crueldad hacia los animales: El comportamiento cruel hacia los animales en la infancia se considera un mecanismo por el cual algunos niños con grandes niveles de ira y frustración descargan estos sentimientos reprimidos. Los menores que se sienten de esta forma muchas veces están sufriendo en primera persona experiencias de maltrato y humillación en las cuales no tienen la posibilidad de defenderse. Así, el trato cruel hacia los animales es una vía alternativa por la que resarcirse El uso de los animales tiene que ver con su vulnerabilidad, de manera que la elección de víctimas acorde a un criterio es algo que según este planteamiento ya se viene gestando en la niñez.

  • Enuresis prolongada: La enuresis consiste en una tendencia por la cual los niños se orinan en la cama de manera persistente a una edad en la que se espera que el control de esfínteres ya esté desarrollado (generalmente pasados los 5 años). La presencia de este indicador en niños que posteriormente desarrollan conducta homicida puede guardar relación con experiencias de humillación en la familia o incluso abuso sexual infantil. Las regresiones de este tipo señalan que el niño está experimentando sufrimiento emocional intenso relacionado con algún evento estresante e incluso traumático.

  • Piromanía: El tercer indicador tiene que ver con la fascinación por el fuego en la infancia, hasta el punto de quemar objetos y propiedades por puro placer. Al igual que con la crueldad hacia los animales, el uso del fuego de manera irracional puede ser una vía a través de la cual liberar sentimientos intensos de rabia e injusticia.

Si bien esta teoría disfrutó de mucho eco y repercusión, no ha estado exenta de críticas. Muchos autores señalan que esa teoría fue propuesta como una correlación, sin que haya evidencias que den cuenta de una relación causal entre los indicadores mencionados y la conducta homicida. Con el paso de los años, las investigaciones alrededor de la psicología del trauma han permitido comprender el enorme impacto que las experiencias adversas en la infancia tienen en el desarrollo emocional de una persona. Así, estos indicadores no deben entenderse como un predictor de conducta homicida en particular, sino como una señal de que un individuo ha vivido traumas infantiles que pueden aumentar el riesgo de problemas severos de salud mental en la edad adulta. Por ello, actualmente la psicología no considera esta tríada como una herramienta diagnóstica formal o concluyente, sino como un planteamiento curioso que forma parte de la historia de la psicología forense.

Algunos asesinos en serie que encajan en la tríada de Mcdonald 🔪

Aunque la evidencia detrás de la tríada sea cuestionable, es curioso cómo muchos de los asesinos en serie más conocidos comparten de forma parcial o completa la presencia de estos indicadores en su infancia. Algunos de ellos son:

  • Ted Bundy: Este asesino en serie estadounidense se cobró la vida de más de una treintena de mujeres. Sus víctimas siempre eran mujeres jóvenes, a las que secuestraba para luego acabar con sus vidas. En su infancia, Ted era un niño problemático. Esto no es sorprendente, ya que creció en un hogar disfuncional en el que creía que sus abuelos maternos eran sus padres y su madre, su hermana. Además, el maltrato del abuelo paterno al resto de la familia obligó a su madre a buscar otro hogar.

  • Jeffrey Dahmer: También de origen estadounidense, este asesino tenía como víctima a individuos de sexo masculino. En su caso, el asesinato iba acompañado de conductas como el canibalismo o la necrofilia. Dahmer mostró conducta cruel hacia los animales en su infancia y una tendencia al aislamiento de sus iguales. Al igual que Bundy, Dahmer creció en un hogar poco saludable, con altos niveles de conflicto. Su padre estaba enfocado en el trabajo y su madre padecía depresión, por lo que ambos desatendían a menudo sus necesidades físicas y emocionales.

  • Albert Fish: Al igual que los anteriores este asesino en serie era de origen estadounidense, aunque en su caso las víctimas eran siempre niños. En su infancia, Fish mostraba a menudo conducta cruel hacia los animales y también piromanía. Fish también atravesó experiencias muy duras en su infancia. Con cinco años su madre le envió a un orfanato donde recibió malos tratos físicos y emocionales.

Como vemos, más allá de los elementos de la tríada la base común de quienes cometen estas atrocidades siempre es el sufrimiento emocional en la niñez, una experiencia que impide un desarrollo saludable a todos los niveles.

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