"El significado cultural del fracaso": cómo la visión cambia en el mundo

¡Hola! En la Newsletter de hoy hablaremos acerca de cómo la visión de “fracasar” cambia en distintas culturas del mundo, pues el significado negativo que le damos en occidente no es en absoluto global. Del mismo modo, entenderemos cómo la terapia nos puede ayudar a lidiar con esa sensación tan frustrante y, como siempre, haremos un repaso de la actualidad en el mundo de la Psicología.

— Natalia Menéndez, Pol Bertran

El concepto de “fracasar” ligado a la cultura 🍂

Seguramente conozcas a muchas personas que han llegado al éxito de diferentes maneras. Puede que esas personas pertenezcan a tu círculo cercano o que se trate de celebridades o figuras públicas. En cualquier caso, las historias de éxito suelen despertar reacciones muy positivas en la gente, como son la admiración y el reconocimiento social.

Sin embargo, detrás de estas historias de éxito muchas veces hay fracasos y tropiezos previos. La cuestión es que esta parte menos bonita del proceso no suele ser tan evidente para los demás. Entre otras cosas, esto se debe a que el éxito es algo que mostramos con orgullo, mientras que los fracasos suelen ser motivo de vergüenza. Por ello, las caídas se ocultan y solo proyectamos hacia afuera aquello que sí salió bien. Así, es probable que hayas visto a pocas personas hablar de manera abierta y honesta sobre sus errores.

Los seres humanos poseemos una naturaleza claramente social. Es por ello que nuestra prioridad siempre es contar con la aceptación del grupo, sentir que los demás nos quieren y apoyan. El éxito es muchas veces la puerta de entrada a ese sentimiento de pertenencia, mientras que el fracaso puede hacer peligrar la percepción que el resto tiene de nosotros.

Por otro lado, vivimos en una cultura que premia mucho el resultado y da escasa importancia al proceso que nos lleva a él. Las redes sociales han fomentado el ansia de inmediatez y la preocupación por exponer ante los demás una imagen de nuestra vida muy edulcorada. Preparamos un escaparate cuidado para que los demás tengan esa percepción de nosotros, dejando para nuestra privacidad las experiencias de fracaso que vivimos. La necesidad de proyectar una imagen deseable de uno mismo es familiar para la mayoría de nosotros, pues como decíamos tiene que ver de forma indirecta con nuestra supervivencia.

Entre otras cosas, el rechazo de la sociedad ante el fracaso tiene que ver con la percepción de este como un obstáculo para llegar al éxito. Sin embargo, la realidad es que el error no solo no es un obstáculo, sino que representa una parte inherente de cualquier proceso de aprendizaje. Empezar a cambiar la concepción del fracaso puede ayudarnos a abrazar estas experiencias sin tantos juicios y exigencias de por medio.

Piensa en cuántas veces te has equivocado y te has dicho internamente que no vales, que eres un desastre o que nunca vas a lograr aquello que deseas. En lugar de ayudarnos a conseguir nuestros deseos, la concepción negativa del fracaso nos hace tirar la toalla sin darnos la oportunidad de crecer y disfrutar del camino aunque haya algunas caídas.

En el significado social del fracaso no podemos ignorar el peso de la cultura. En occidente la sociedad es altamente competitiva. El individualismo nos conduce a alimentar nuestro ego, y todos sabemos que para destacar es necesario superar a otros para llegar al tan codiciado éxito. Sin embargo, el éxito en oriente es concebido de una manera diametralmente opuesta. En estas regiones se promueve la búsqueda del bien común, enfatizando el papel de la perseverancia y el esfuerzo en el camino.

El problema de una sociedad despectiva con el fracaso y obsesionada con la acumulación de logros (títulos, propiedades, hitos vitales…) es que está condenada al vacío. Cometer errores es humano y aprender de ellos implica mirar hacia dentro, lo que favorece nuestro autoconocimiento y bienestar emocional. Sin esa mirada interior, terminamos enfocados siempre en aspectos externos que nunca nos hacen sentir plenos porque no hemos cultivado nuestro mundo interno.

¿Cómo la terapia nos ayuda a gestionar el fracaso? 🫂

El papel de la terapia psicológica puede ser muy interesante para ayudarnos a gestionar el fracaso. Son muchas las personas que toman la decisión de ir a terapia tras haber experimentado algún tipo de experiencia de fracaso. Desde una ruptura de pareja hasta la pérdida de un empleo, todos podemos vernos en momentos de crisis que nos abruman y nos hacen sentir perdidos.

La terapia puede ser el lugar idóneo donde pararnos a reflexionar acerca de lo que ha pasado, cómo nos hace sentir y qué podemos hacer al respecto. Un terapeuta también puede ayudarnos a revisar nuestro concepto de fracaso, dónde hemos aprendido que este es negativo y qué necesidades internas estamos dejando desatendidas cuando buscamos continuamente la validación social mediante el logro. En definitiva, la terapia puede ser el entorno donde utilizar el fracaso como un punto de inflexión que nos ayude a crecer y salir reforzados como personas.

Hacer este ejercicio de parar y reflexionar no es fácil. Estamos acostumbrados a funcionar en “piloto automático” y puede dar miedo replantearse el rumbo que se está siguiendo. No obstante, darnos la oportunidad de trabajar en nosotros mismos de la mano de un profesional puede abrirnos las puertas de un camino vital más enriquecedor.

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En Psicología y Mente trabajamos a diario para ofrecer a nuestros lectores los mejores servicios psicológicos. Si hay algo en tu vida que te preocupa, si sientes que necesitas hablar con alguien o simplemente quieres mejorar en tu vida personal o profesional, no dudes en echar un vistazo a nuestro Directorio de Psicólogos, donde te pondremos en contacto con el profesional que mejor encaje con tus necesidades y objetivos.

Un poco de actualidad en el mundo Psico 🆕

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• Las personas más narcisistas tienden a presentar una mayor polarización afectiva: son más dadas a situarse en los extremos de los polos ideológicos y a experimentar más prejuicios contra quienes no pertenecen a los colectivos en los que se sienten representados.

• Un meta-análisis sugiere que no existen diferencias muy significativas entre las generaciones de personas en lo que respecta a su manera de trabajar, o que si existen, han sido muy exageradas.

• Científicos encuentran evidencias de que, durante las conversaciones cara a cara, la actividad cerebral tanto del emisor como del receptor se sincronizan, hasta el punto de que cada palabra pronunciada o escuchada genera el mismo patrón de activación en ambos.

La reseña destacada de la última edición:
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