El Vínculo Terapéutico: una relación entre psicólogo y paciente 🔗

¡Hola! En la Newsletter de hoy hablaremos acerca del vínculo terapéutico, la relación que debe establecerse y trabajarse entre psicólogo y paciente, esencial para el éxito de la psicoterapia. Del mismo modo, entenderemos qué aspectos pueden entorpecer el desarrollo de este vínculo y, como siempre, haremos un repaso de la actualidad en el mundo de la Psicología.

¡Empezamos!

— Natalia Menéndez, Pol Bertran

¿Qué es el vínculo terapéutico y por qué es tan importante? 🫧

En el argot psicológico se habla a menudo del llamado vínculo terapéutico, también conocido como rapport o alianza. Este concepto hace referencia a la sintonía que se establece entre un psicólogo y su paciente, la cual permite construir un clima cálido y respetuoso desde el que poder llevar a cabo todo el proceso de terapia.

Con frecuencia, se asocia el éxito de la psicoterapia a la aplicación de técnicas y tratamientos concretos. Aunque el tipo de terapia utilizada por el psicólogo es por supuesto relevante, parece que hay otros predictores más potentes de buenos resultados que no siempre han recibido la atención suficiente. 

Gracias a aportaciones como las hechas por el psicólogo Jerome Frank, sabemos que todas las terapias psicológicas existentes tienen más similitudes que diferencias. Aunque emplean términos y focos de atención diferentes, en lo más esencial todas comparten una serie de pilares o factores comunes. Uno de ellos es precisamente el vínculo terapéutico.

La alianza terapéutica no es algo que se conozca de forma reciente en absoluto. Hace ya un puñado de décadas, el psicólogo representante del humanismo Karl Rogers ya describió el vínculo en terapia, así como las características que este debe tener para formarse adecuadamente. Para Rogers, todo psicólogo debe practicar la empatía, la aceptación incondicional y la autenticidad para conectar emocionalmente con la persona que tiene frente a él. Sin estos ingredientes, parece difícil construir un espacio terapéutico de éxito. 

Lo cierto es que todo apunta a que un buen vínculo entre el profesional y la persona que acude a consulta es el suelo necesario para cultivar las semillas que más tarde, con el trabajo adecuado, florecerán. Y es que cuando se forma esta sintonía entre ambas partes, sucede lo siguiente:

• La terapia se convierte en un espacio seguro: un espacio en el que la persona puede mostrarse tal y como es. La figura del psicólogo ofrece calma y seguridad, facilitando la regulación emocional.

• No hay cabida para los juicios: El dolor de la persona es acogido sin condicionantes, aceptando lo que esta siente, piensa y hace sin que el profesional caiga en la tentación de dar lecciones morales. 

• Hay un intercambio bidireccional: El terapeuta no se sitúa por encima del paciente, sino que actúa como un agente que le acompaña a su mismo nivel. El paciente recibe información y aprendizajes, pero el terapeuta también está abierto al feedback.

• Aumenta la adherencia a la terapia: La persona siente que está siendo comprendida de forma genuina. En los momentos difíciles persevera porque el profesional ofrece aliento y seguridad.

• El paciente se empodera: Un buen vínculo terapéutico fomenta la autonomía de la persona, evitando que ésta dependa del terapeuta a la hora de dar cualquier paso en su vida. Se asume que el paciente es quien mejor conoce lo que le pasa, por lo que es el que más poder tiene en su proceso de cambio.

• El proceso se humaniza: Sin un vínculo terapéutico adecuado, la intervención se hace fría y artificial. El rigor profesional no tiene por qué estar reñido con la cercanía y la humanidad que este tipo de procesos requieren. 

• Se sanan heridas: En pacientes que acarrean historias de trauma complejo con vínculos poco saludables, el vínculo terapéutico cobra una importancia especial. A través de la relación con el psicólogo, es posible que la persona se mire de una manera distinta, comprendiendo sus heridas y encontrando una nueva forma de vincularse mucho más satisfactoria.

¿Qué aspectos pueden entorpecer el vínculo terapéutico? ⛓️

Aunque hoy está claro que el vínculo terapéutico es un elemento esencial para que la terapia salga adelante, no siempre es fácil construirlo. En este sentido, hay algunas variables que pueden entorpecerlo.

• Profesionalidad mal entendida: En ocasiones, los terapeutas pueden caer en el error de ser demasiado técnicos o distantes creyendo que así serán más rigurosos a nivel profesional. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. La alianza siempre es más fácil cuando se habla en el idioma de la persona, de manera que esta pueda entender el mensaje y situarse al mismo nivel que el psicólogo.

• Prejuicios por parte del profesional: Los psicólogos también son personas, por lo que no se libran de tener sus propios prejuicios. El problema aparece cuando el profesional no hace un trabajo personal para identificarlos y poder dejarlos a un lado en consulta. Si el paciente se siente mínimamente juzgado, es esperable que no desee volver.

• Falta de encuadre terapéutico: Toda terapia debe iniciar con un adecuado encuadre, lo que significa poner encima de la mesa los derechos y deberes que el paciente tiene dentro de ese espacio. Encuadrar también pasa por explicar los aspectos logísticos y monetarios. Además, la persona debe ser bien informada de la estructura del tratamiento, de forma que sepa exactamente qué esperar de él. Sin esta explicación, es esperable que aparezcan malos entendidos y confusiones que fomentan el distanciamiento entre paciente y profesional.

Un poco de actualidad en el mundo Psico 🆕

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• Un estudio indica que las personas que han dejado de ser religiosas tienden a ser más proclives a creer en el demonio y el infierno que en Dios, algo que encaja con la idea de que los humanos tenemos un sesgo de negatividad que nos lleva a prestar más atención a la información sobre posibles peligros.

• En una investigación que ha realizado un seguimiento a miles de parejas durante años, se ha observado que el miembro de la pareja con mayor nivel de bienestar previo tiende a ver reducido su nivel de felicidad, mientras que el nivel de felicidad del miembro con menor nivel de bienestar, o no cambia o cambia muy poco.

• Un estudio ha hallado evidencias de que las personas con altos niveles de compasión tienden a sufrir menos problemas para dormir bien, algo que podría asociarse con la menor probabilidad que tienen estas personas de desarrollar síntomas depresivos.

• Un estudio ha encontrado indicios de que los niveles altos de metabolismo mitocondrial podrían ser un signo temprano de la enfermedad de Alzheimer, un hallazgo que podría ser útil para la detección precoz de este trastorno.

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