Hangxiety: cuando las resacas nos dan ansiedad 🥴

El consumo de alcohol produce una alteración bioquímica cerebral que hace que la temida resaca del día después venga acompañada de síntomas ansiosos.

¡Hola! En la Newsletter de hoy hablaremos acerca de algo llamado “Hangxiety”, el concepto que designa esa mezcla de síntomas ansiosos que acompaña a la resaca el día después de haber bebido demasiado alcohol. Veremos también cómo evitarla dentro de lo posible y, como siempre, haremos un repaso de la actualidad en el mundo de la Psicología.

¡Empezamos!

— Natalia Menéndez, Pol Bertran

¿Qué es la hangxiety? 🍻

Estamos en fechas navideñas y eso es sinónimo de celebraciones y excesos. En los eventos sociales a los que acudimos suele haber un ingrediente que nunca falla: el alcohol. Seguramente, desde que comenzaron las fiestas has trasnochado y bebido más de la cuenta alguna vez. La consecuencia de las juergas nocturnas todos la conocemos: hablamos de las temidas resacas.

Lo cierto es que el día después de la fiesta en cuestión suele ser difícil de llevar cuando nos hemos sobrepasado con las copas. Nuestro cuerpo amanece derrotado y no son pocos los síntomas de que el organismo se ha intoxicado: dolor de cabeza, molestias digestivas, intolerancia a la luz y los ruidos, mareo, irritabilidad, dolor muscular y ansiedad.

Justo en relación a esta última se empezó a popularizar el término “hangxiety” que resulta de la combinación de la palabra en inglés “hangover” (resaca) y anxiety (ansiedad). Esta palabra se ideó con el fin de reflejar cómo la ansiedad es uno de los más molestos efectos secundarios de las borracheras. Más allá de los memes que inundan las redes y las experiencias personales de cada uno, hoy vamos a conocer la razón por la cual el abuso del alcohol puede desencadenar una respuesta ansiosa en nuestro sistema nervioso.

Aunque su consumo está ampliamente extendido y normalizado, no podemos ignorar el hecho de que el alcohol es una droga. Es por ello que cuando lo consumimos, especialmente en cantidades elevadas, altera la bioquímica cerebral. Una de las maneras en las que lo hace es mediante el efecto ejercido sobre el neurotransmisor Gaba. Este neurotransmisor es esencial en nuestro cerebro por su función inhibitoria, siendo crucial para funciones tales como la toma de decisiones o la planificación.

Al beber, el alcohol estimula a Gaba más de lo normal, lo cual nos lleva a un estado de relajación excesiva. Paralelamente, el alcohol reduce los niveles de glutamato, un neurotransmisor con función excitatoria. El problema llega cuando nos levantamos al día siguiente y nuestro organismo busca recuperar la homeostasis, lo que deriva en un potente efecto rebote. En otras palabras, se reducen los niveles de Gaba y suben los de glutamato, activando nuestra alerta y generando síntomas de ansiedad.

A estos cambios también debemos añadir los efectos que el alcohol ejerce sobre el ciclo natural de cortisol. Esta hormona se vincula con el estrés y suele aumentar durante el día, mientras que en las noches se reduce. El alcohol y las juergas nocturnas alteran este proceso natural, aumentando nuestra tensión.

La deshidratación es otra secuela del abuso del alcohol que a todos nos resulta familiar. Esta ausencia de agua en nuestro cuerpo obliga a nuestro corazón a trabajar más duramente, incrementando las molestas palpitaciones.

Finalmente, las escasas horas de sueño también alimentan este cóctel de desajustes. Estamos nerviosos, irritables…por no hablar de la culpa típica del día siguiente debido a las lagunas y la incertidumbre acerca de qué pudimos hacer durante la fiesta que no debíamos.

Como puedes ver, no es poco el precio a pagar por una noche desenfrenada. Si además sufres ansiedad en tu día a día, recurrir al alcohol en grandes cantidades no parece una buena idea.

Lo paradójico es que muchas veces buscamos en la bebida un refugio ante el malestar. La sensación de alivio y desinhibición típicas del inicio resulta muy tentadora, de manera que nos dejamos llevar sin preocuparnos de lo que vendrá después. El problema es que al día siguiente no sólo regresamos al punto de inicio, sino que nos sentimos aún peor a nivel tanto físico como mental por el ya mencionado efecto rebote.

¿Se puede evitar la hangxiety? 🥴

Seguramente intuyas que la solución más adecuada para evitar esta experiencia tan desagradable sea dejar de beber radicalmente. Sin embargo, no podemos ignorar el hecho de que el alcohol forma parte de muchos eventos y que, de vez en cuando, puede ser apetecible tomarse una copa en compañía de los demás. Por eso, vamos a comentar algunas indicaciones que pueden reducir la probabilidad de sufrir una intensa ansiedad en el día posterior.

  • Controla las cantidades: No hace falta que dejes de beber de forma radical, pero sería conveniente que tuvieses un control de las copas que vas tomando a lo largo de la fiesta.

  • Hidrátate: Beber agua entre copas y después de ellas es una excelente manera de prevenir la deshidratación y todos los efectos que esta tiene en nuestro sistema nervioso.

  • Bebe lentamente y con el estómago lleno: De esta manera el efecto del alcohol será más progresivo y evitarás sufrir una resaca horrible al día siguiente.

Si sufres ansiedad de manera habitual, lo más recomendable siempre es acudir a un profesional de la salud mental que pueda ayudarte a manejarla.

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