"La higiene dental y el Alzheimer": ¿existe una conexión?

🦷 Recientes investigaciones clínicas han descubierto que las personas con una higiene bucal deficiente tienen un riesgo mayor de desarrollar Alzheimer 🦷

¡Hola! En la Newsletter de hoy exploraremos la conexión entre la salud bucal y el Alzheimer, una de las enfermedades más crueles de la naturaleza, viendo el proceso a través del cual una mala higiene dental es un importante factor de riesgo en su desarrollo. Del mismo modo y como siempre, haremos un repaso de la actualidad en el mundo de la Psicología.

¡Empezamos!

— Natalia Menéndez, Pol Bertran

La muy peligrosa gingivitis 🦷

Es cierto que el cuerpo humano es la suma de 80 órganos individuales, estando cada uno de ellos especializado en una función muy concreta. Pero esto no significa que estén aislados. Nuestro organismo debe entenderse como un todo, no como la suma de estructuras independientes. En el cuerpo humano, todo está relacionado.

En este sentido, la salud de un órgano puede determinar también la de otro órgano aparentemente apartado de él. De este modo, sabemos que, por ejemplo, la salud de nuestros pulmones puede determinar también la salud de nuestra sangre, pues son estos órganos respiratorios los que dan oxígeno a la sangre y retiran el dióxido de carbono.

Pero, ¿qué pasaría si te dijéramos que la boca puede determinar la salud de nuestro cerebro? Y no solo eso, sino que los hábitos de higiene dental pueden prevenir la aparición del Alzheimer, una patología neurológica que constituye la principal causa de demencia en el mundo.

Esta es la conclusión de un estudio realizado por la Universidad de Bergen en 2019, en el que los investigadores afirman que las personas con gingivitis tienen un mayor riesgo de desarrollar Alzheimer que aquellas con una higiene bucal óptima.

La gingivitis es una de las infecciones bucales más comunes. Consiste en una colonización por parte de distintas bacterias de las encías, que son la parte de la piel que rodea a los dientes por su base. La especie que nos interesa hoy, pues es la que se analizó en el estudio de la Universidad de Bergen, es Porphyromonas gingivalis, la cual dispone de estructuras para adherirse a este surco gingival.

La población de esta bacteria empieza a crecer en este surco gingival, que es la región de contacto entre la encía y la superficie del diente. Porphyromonas gingivalis empieza a sintetizar compuestos enzimáticos y a alimentarse de las encías, cosa que provoca que estas pierdan su color pálido (y pasen a ser rojizo) y que los dientes empiecen a “bailar”, pues están perdiendo lentamente su punto de apoyo.

Paralelamente, aparecen síntomas secundarios como mal aliento, sensibilidad a alimentos y bebidas frías, tendencia a sangrar cuando nos cepillamos los dientes, inflamación de las encías, etc. Cuando aparece este cuadro clínico, hablamos de que la persona sufre gingivitis. Pero, ¿cómo puede una infección de las encías incrementar el riesgo de padecer Alzheimer? 

¿Por qué la gingivitis aumenta el riesgo de sufrir Alzheimer? 🧠

Puede parecer imposible que estén relacionadas. Pero al parecer, podrían estarlo. Esto es lo que afirma un estudio realizado en 2019 por la Universidad de Bergen, Noruega, y publicado en la revista Science Advances. Tienes acceso gratuito al artículo en nuestro apartado de referencias bibliográficas.

¿Qué descubrieron estos científicos? Pues que, en efecto, la gingivitis puede incrementar el riesgo de padecer Alzheimer, siendo la bacteria Porphyromonas gingivalis la principal protagonista de la historia. O, más bien dicho, la villana.

Como hemos dicho, el 90% de las personas sufren una forma más o menos grave de gingivitis, y el 50% de estas se estima que la padecen debido a la colonización del surco gingival por parte de Porphyromonas gingivalis. ¿Esto significa que casi la mitad de la población mundial tiene riesgo de sufrir Alzheimer a causa de esta bacteria? No exactamente.

El incremento del riesgo no viene directamente con la gingivitis, sino cuando esta progresa en una periodontitis. Una periodontitis es una complicación grave de la gingivitis. De hecho, es una gingivitis llevada al extremo.

En caso de no hacer nada para detener la expansión de Porphyromonas gingivalis en el surco gingival (ni nos cepillamos los dientes ni vamos al dentista ante los síntomas que hemos comentado antes), las bacterias pueden seguir creciendo alimentándose de las encías hasta tal punto que destruyen el hueso que sostiene los dientes.

Evidentemente, esto puede provocar la caída de los dientes y, al ser una infección mucho más grave, debe hacerse un raspado dental (una limpieza dental más profunda pero más dolorosa que una convencional), aunque incluso así, los daños generados en las encías y los dientes son irreversibles. Pero esto no es lo que nos interesa hoy. Lo verdaderamente importante aquí es que, cuando se llega a esta periodontitis, hay riesgo de que las bacterias pasen a la sangre.

Y es justo en esta capacidad de Porphyromonas gingivalis de pasar a la circulación sanguínea que radica la relación entre la gingivitis y el Alzheimer. Técnicamente, más que gingivitis, deberíamos hablar de periodontitis, pero como esta es una complicación de la gingivitis y, además, aunque sea bajo, también hay riesgo de que las bacterias pasen a la sangre cuando todavía estamos ante una gingivitis, se habla directamente de esta.

Y cuando la bacteria está en el torrente sanguíneo, tiene libertad de viajar a otros órganos vitales, incluido, claro, el cerebro. Y aquí está la clave de todo. Aquí está el desencadenante de la relación entre la higiene bucal y el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer.

“Hemos encontrado evidencias basadas en análisis de ADN que nos indican que la bacteria causante de gingivitis, Porphyromonas gingivalis, es capaz de migrar desde la boca hasta el cerebro”.

Esto es lo que anunció Piotr Mydel, uno de los doctores que participó en el estudio de la Universidad de Bergen. Y es que en caso de que la bacteria llegue al cerebro, esta producirá las mismas enzimas degradadoras que sintetizaba en la boca para alimentarse de las encías, pero en el sistema nervioso, estas provocarán la muerte de las neuronas.

Es decir, las proteínas sintetizadas por Porphyromonas gingivalis destruyen las células del cerebro, lo que lleva a una pérdida de memoria y, en última instancia, al desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. Aun así, queremos dejar muy claro que la presencia de estas proteínas tóxicas no es la causa del Alzheimer. La llegada de Porphyromonas gingivalis incrementa el riesgo, sí, pero lo más relevante es que aumenta la velocidad de progresión de la enfermedad en personas que, por genética, ya tienen una mayor susceptibilidad.

Es decir, la gingivitis no causa Alzheimer, pero sí que aumenta tanto el riesgo de sufrir esta degeneración neurológica como la rapidez con la que progresa. Y, evidentemente, los investigadores tienen pruebas sólidas para afirmar esto, pues a pesar de que se habla de esto desde hace años, por primera vez hemos encontrado pruebas basadas en ADN.

En el estudio, se examinaron a 53 personas con Alzheimer. Y de estas, el 96% tenían las enzimas degradadoras de Porphyromonas gingivalis en su cerebro. Y esto, más allá de ayudarnos a comprender la naturaleza del Alzheimer, puede ser clave para avanzar en su tratamiento.

Y es que gracias a este descubrimiento, ya se está trabajando en el desarrollo de un fármaco que inhiba las proteínas tóxicas de la bacteria, ralentizando la progresión del Alzheimer e incluso reduciendo el riesgo de sufrirlo.

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