"La matrescencia" o cómo cambia el cerebro de una mujer embarazada

🤰 Cada vez más estudios demuestran que la maternidad cambia, literalmente hablando, el cerebro de las mujeres, haciendo que la mente funcione distinto 🤰

¡Hola! En la Newsletter de hoy hablaremos acerca de la matrescencia, un término acuñado en 2008 por la psicóloga Aurelie Athan para describir los cambios por los que pasa el cerebro de una mujer embarazada. Del mismo modo, analizaremos la tendencia a patologizar procesos normales en las mujeres y, como siempre, haremos un repaso de la actualidad en el mundo de la Psicología.

¡Empezamos!

— Natalia Menéndez, Pol Bertran

¿Qué es la matrescencia? 🤰

No es ninguna sorpresa que la maternidad transforma la vida de las mujeres. Traer un hijo al mundo marca un antes y un después en todas las esferas de la vida. Se cambian los roles, hay reajustes familiares y otros ámbitos como el trabajo quedan durante un tiempo en segundo plano. La mujer se descubre en un nuevo papel, lo que implica nuevos aprendizajes, renuncias y emociones muy intensas.

Es por todo ello que el embarazo y el postparto representan una etapa sensible donde la vulnerabilidad a la hora de desarrollar trastornos psicológicos se incrementa. Entre los aspectos que pueden influir se encuentran los siguientes:

  • El cansancio y la falta de sueño debido a la alta demanda del recién nacido

  • El choque entre las expectativas (a veces desajustadas) alrededor de la maternidad y lo que luego sucede realmente.

  • La reactivación de viejas heridas de la madre, que puede sentir como ciertas vivencias dolorosas, especialmente si tienen que ver con su propia infancia, salen de nuevo a relucir.

  • Las dificultades sociales y económicas que pueden hacerse más acusadas con la llegada de un hijo.

  • La soledad y falta de apoyo que viven muchas madres antes y después de dar a luz.

Añadido a todo esto, parece que también hay un aspecto crucial que influye en el funcionamiento psicológico de la madre: hablamos del concepto de matrescencia.

Esta palabra fue introducida por la psicóloga Aurelie Athan en 2008, con el fin de bautizar todo ese cúmulo de cambios y transformaciones típicos de la maternidad. Más particularmente, el término matrescencia se ha ido nutriendo de investigaciones que dan cuenta de que la maternidad cambia, literalmente, el cerebro de las mujeres.

Son muchas las mujeres que, al vivir su maternidad, caen en la cuenta de que su mente parece funcionar de manera distinta. Así, la psicóloga Susanna Carmona fue pionera a la hora de demostrar cómo el embarazo transforma irreversiblemente el cerebro. Y no sólo eso, sino que ha establecido una interesante comparación entre los cambios cerebrales en el embarazo y aquellos que suceden en la etapa adolescente. Así, parece que ambos procesos guardan numerosas similitudes.

En particular, embarazo y adolescencia implican procesos de poda neuronal y mielinización. Este tipo de cambios persiguen un perfeccionamiento de ciertas áreas y circuitos cerebrales. El objetivo en cada etapa es diferente: en la adolescencia esto permite transicionar a la vida adulta; en el embarazo fomenta un comportamiento maternal de la mujer hacia su bebé.

Lejos de ser un proceso de deterioro, se trata de un conjunto de cambios adaptativos. Sin embargo, también es cierto que estos reajustes pueden aumentar el riesgo de desarrollo de problemas psicológicos.

Hasta hace no mucho, todo lo referente a los cambios de la mujer en todo su proceso de maternidad ha tenido una escasa atención. A nivel social y sanitario aún hay muchas carencias que denotan lo mucho que falta por hacer para garantizar el bienestar de madres y bebés.

Conocer a fondo cómo cambia el cerebro de las madres es esencial para entender numerosos problemas que afectan a las mujeres y al vínculo que establecen con sus hijos. Además del propio sufrimiento experimentado por ella, no podemos ignorar que fenómenos como la depresión posparto interfieren seriamente en ese proceso de vinculación entre la madre y el recién nacido, especialmente si no hay tratamiento.

Cuando se patologizan procesos normales en las mujeres 🔎

Conocer el proceso de matrescencia adecuadamente implica entender que los cambios fisiológicos en las mujeres forman parte de la normalidad. Por desgracia, muchas mujeres han sentido sobre sus hombros una mirada juiciosa hacia sus cambios físicos y emocionales tras la maternidad.

Dar vida a un ser humano es un proceso desafiante para el organismo femenino, por lo que ayudar a las mujeres en este camino pasa por naturalizar experiencias que muchas veces se patologizan.

Si bien es cierto que hay mujeres que sufren experiencias muy duras como la depresión postparto que no se deben dejar pasar, también es verdad que a menudo se espera que tras dar a luz la mujer permanezca funcionando exactamente igual a como lo hacía antes de tener un hijo.

Así, las investigaciones que hemos mencionado son un enorme avance en el sentido de que normalizan y dan visibilidad a los cambios femeninos en esta fase. Al igual que normalizamos cierta inestabilidad emocional en la adolescencia, es importante que aceptemos las variaciones asociadas al embarazo y el postparto.

Añadido a esto, conocer bien los cambios de las mujeres con la maternidad también permite entender qué necesitan. Destinar esfuerzos por investigar en este ámbito debe ir asociado a cambios que faciliten todo este desafío que es ser madre. Medidas de conciliación, formación, recursos de apoyo (especialmente en mujeres vulnerables), etc.

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