• Psicología y Mente
  • Posts
  • La paradoja sapiente: ¿por qué los humanos prehistóricos esperaron milenios para iniciar la civilización?

La paradoja sapiente: ¿por qué los humanos prehistóricos esperaron milenios para iniciar la civilización?

🧠 Si eres incapaz de ver una película o serie sin echar un vistazo al móvil, quizás seas uno de los muchos adictos a la dopamina 🧠

La historia de la humanidad encierra un enigma fascinante: durante decenas de miles de años, los Homo sapiens contaban con la capacidad intelectual para crear sociedades complejas, pero la civilización apenas dio pasos adelante hasta hace solo 10.000 años. La llamada “paradoja sapiente” plantea por qué nuestra especie permaneció en una aparente meseta de progreso. Diversas hipótesis, desde la transmisión limitada del conocimiento hasta el curioso papel del cotilleo, ofrecen claves sorprendentes para entender este misterio. 

— Natalia Menéndez, Pol Bertran

¿Por qué la semilla de la civilización tardó tanto en florecer? 🧠

Los avances más importantes para la sociedad se han producido en los últimos 10.000 años. Estos avances incluyen aspectos que hacen posible nuestra vida tal y como la conocemos hoy, como son la existencia del dinero, la agricultura masiva o la religión. Progresos como estos comparten su naturaleza simbólica, que es precisamente lo que diferencia al Homo Sapiens de otras especies.

Podríamos pensar que esto se debe a una diferencia notable en el nivel de inteligencia a lo largo de miles de años, pero la realidad que la investigación nos muestra es muy distinta. Así, parece que el nivel de inteligencia necesario para lograr los grandes avances sociales y tecnológicos de la humanidad ya se había alcanzado hace 60 000 años.

La cuestión que entonces debemos plantearnos es por qué los seres humanos se mantuvieron en una fase de meseta sin grandes progresos durante tantos miles de años antes de iniciar su escalada de avances sin precedentes. En este sentido, son varias las hipótesis que se han puesto sobre la mesa para justificar esta curiosa realidad.

Preconcepciones sobre nuestra historia

Una primera explicación podría residir en un sesgo a la hora de investigar la prehistoria, por el cual se ha infravalorado el nivel de complejidad de esta etapa. Así, podría haberse pecado de adoptar una perspectiva excesivamente simplista. En este aspecto, el desacuerdo entre autores no ayuda, pues no existe consenso sobre la forma en la que nuestros antepasados vivían y se organizaban como sociedad. Lo que sí parece más claro es que los humanos de aquel entonces lograron hazañas como el desarrollo de herramientas.

Quizá esto no resulte tan impactante para nosotros como la aparición de la IA, pero ello no implica que sean progresos de menor valor. De hecho, es gracias a esos primeros logros que hemos llegado a nuestra situación actual. Así, minimizar los logros de los humanos de la prehistoria puede ser un motivo por el cual parece que nuestro progreso ha sido más exponencial que lineal.

Transmisión del conocimiento

Aunque, como hemos mencionado, la inteligencia no ha cambiado mucho desde el punto de vista genético en los últimos 60 000 años, no podemos decir lo mismo de la forma en la que esta es utilizada. El desarrollo de la agricultura marcó un antes y un después, ya que hasta que esta apareció los cazadores-recolectores no lograban conservar el conocimiento que acumulaban con su experiencia.

Los grupos de humanos eran reducidos y el contacto entre tribus era escaso, por lo que los aprendizajes se desvanecían con la muerte de los individuos. Con la agricultura, los grupos crecieron en tamaño y también lo hizo la conexión entre ellos, favoreciendo la acumulación de aprendizajes.

La propensión de la humanidad al “cotilleo”

Sí, has leído bien. Esta es otra de las posibles explicaciones planteadas para explicar la evolución exponencial del ser humano en un corto período de tiempo. El afán por el cotilleo es algo muy humano y nuestros antepasados ya lo ponían en práctica. Esta tendencia era especialmente importante en las pequeñas tribus de cazadores-recolectores, donde el tamaño reducido del grupo contribuía a que todos se conocieran.

Curiosamente, el cotilleo podría ser algo así como un mecanismo que impedía que los individuos del grupo adquirieran excesivo poder dentro del sistema social. Así, parece que entonces los cazadores más talentosos eran a menudo ridiculizados o menospreciados. Con la agricultura, los grupos fueron creciendo en tamaño y las relaciones dejaron de basarse en estas dinámicas tan peculiares. Así, fueron apareciendo instituciones formales cuya autoridad no sólo se fundamentaba en su reputación social. Esto podría haber permitido un desarrollo de las civilizaciones mucho más rápido y potente. Lo que hace a esta hipótesis una de las más llamativas es que su lógica podría aplicarse a los tiempos actuales.

Más concretamente, las redes sociales podrían estar favoreciendo el retroceso a ese tipo de organización basada en la reputación social, ya que la tecnología es la transmisora de “chismes” más potente. De esta manera, los humanos podríamos estar regresando en la actualidad a esos viejos mecanismos de organización social. Muestra de ello es que, en nuestros tiempos, el poder de las instituciones está quedando empañado por el poder de la presión social. La repudia en redes es mucho más impactante que el criterio de cualquier entidad formal. 

En definitiva, la paradoja sapiente es un fenómeno curioso que ha despertado un profundo interés para los expertos en el estudio de la Prehistoria. Aunque no hay certeza absoluta sobre los motivos que llevaron a que los acontecimientos se dieran de esta forma, cada vez son más las aportaciones que se complementan y que contribuyen a una idea cada vez más certera de lo que hicieron y vivieron nuestros antepasados.

Escapando de la adicción a la dopamina 📱

Tratar de huir de la sobreestimulación es como nadar a contracorriente. En este sentido, la única vía para evitar dejarnos llevar por esta saturación de nuestro sistema de recompensa es optar por un estilo de vida más conectado y consciente. El mejor antídoto para desengancharse de los dispositivos es una vida rica y plena. Algunas claves pueden ser de utilidad:

  • Cuida tu red social: Sal, queda con otras personas, trata de hacer planes en compañía que te ayuden a obtener una gratificación natural a través de la socialización.

  • Atención plena en lo que haces: Trata de alejarte del móvil cuando hagas tareas como comer o asearte, procura poner toda tu atención plena en eso que estás haciendo.

  • Cultiva una afición lejos de las pantallas: Ya sea leer, pintar o hacer ejercicio, cualquier tarea gratificante alejada de internet puede ayudarte a conectar más contigo mismo.

  • Trata de limitar el uso: Además de todo lo anterior, puede ser interesante limitar el uso de tu dispositivo a x horas al día, de manera que tengas un mayor control sobre el tiempo que destinas a las pantallas.

¿Necesitas ayuda? Consulta nuestro Directorio de Psicólogos 🫂

En Psicología y Mente trabajamos a diario para ofrecer a nuestros lectores los mejores servicios psicológicos. Si hay algo en tu vida que te preocupa, si sientes que necesitas hablar con alguien o simplemente quieres mejorar en tu vida personal o profesional, no dudes en echar un vistazo a nuestro Directorio de Psicólogos, donde te pondremos en contacto con el profesional que mejor encaje con tus necesidades y objetivos.

Un poco de actualidad en el mundo Psico 🆕

¿Que te pareció la edición de esta semana?

Tu opinión es muy importante

Iniciar Sesión o Suscríbete para participar en las encuestas.

La reseña destacada de la última edición:
Seleccionó 🧠🧠🧠🧠🧠 ¡Muy bien! y escribió:

“Buena información, muy profesional, didáctica y pedagógica ”

luisfelipe1272

Novedades en la web 💻