“La vida con ansiedad social”: sumergiéndonos en su naturaleza

¡Hola! En la Newsletter de hoy hablaremos acerca de la ansiedad social, un trastorno que, sin tratamiento, tiende a cronificarse, dificultando enormemente la adaptación de la persona a los contextos sociales. Del mismo modo, entenderemos cómo la sociedad actual es un factor de riesgo hacia ella y, como siempre, haremos un repaso de la actualidad en el mundo de la Psicología.

¡Empezamos!

— Natalia Menéndez, Pol Bertran

¿Qué es la ansiedad social? ⛈️

La ansiedad es el elemento central de muchos problemas de salud mental comunes en la población. Aunque se habla de ella con frecuencia, solo los que han convivido con esta respuesta emocional pueden dar cuenta de lo incapacitante que puede llegar a ser.

Todos podemos experimentar respuestas puntuales de ansiedad. Esta constituye un mecanismo adaptativo que, en dosis moderadas y acorde al contexto, puede ayudarnos a afrontar desafíos con mayor probabilidad de éxito. La ansiedad nos sitúa en una posición de tensión, nos prepara para la acción. Por ejemplo, experimentar ciertos niveles de ansiedad ante un examen puede ayudarnos a estar más lúcidos y resolver mejor las preguntas.

Sin embargo, sufrir un trastorno de ansiedad implica vivir una respuesta muy intensa y desmedida, que lejos de ser adaptativa contribuye al bloqueo y la disfuncionalidad de la persona. La ansiedad en estos casos secuestra nuestro cuerpo y mente, desencadenando síntomas fisiológicos, conductas y pensamientos que nos hacen sufrir e impiden llevar una vida normal.

Algo que debemos tener en cuenta es que cuando la ansiedad se activa de forma intensa y persistente es porque hay una razón para que así sea. Al fin y al cabo, este mecanismo está diseñado para protegernos del peligro. Aunque nos produce mucho malestar, es crucial entender qué está pasando para que tenga que aparecer en nuestra vida.

La ansiedad guarda estrecha relación con la supervivencia, detrás de ella suelen existir miedos e inseguridades. Uno de los problemas de ansiedad en los que esto se hace evidente es la ansiedad social. En este caso, la persona experimenta un gran miedo y preocupación en escenarios en los que están presentes otras personas.

La angustia se apodera de ella y esto impide fluir y relacionarse con naturalidad. En este caso la ansiedad se activa porque existe un temor al rechazo por parte del grupo social, un miedo bastante razonable teniendo presente la naturaleza gregaria de los seres humanos. La persona se siente abrumada ante la posibilidad de ser juzgada, vivir una experiencia humillante o que los demás puedan percibir su nerviosismo.

La ansiedad en las situaciones sociales suele activar reacciones fisiológicas como la taquicardia, la sudoración o el temblor en la voz. A la vez, suelen surgir creencias y temores relacionadas con ser incompetente, estar siendo juzgado por otros, parecer estúpido/a…

El problema de la ansiedad social es que, sin tratamiento, tiende a cronificarse y generalizarse. La persona desarrolla mecanismos de evitación con el fin de prevenir el sufrimiento, lo que no hace más que reforzar el temor ante los escenarios sociales. Esto conduce a un aislamiento progresivo, mermando su desempeño en las distintas esferas de la vida. La razón por la cual una persona desarrolla este tipo de ansiedad suele vincularse con los siguientes aspectos:

• Herencia: No hablamos solo de los genes, sino del aprendizaje por imitación de las figuras de referencia, generalmente los padres. Cuando una persona es criada en un entorno sobreprotector o con escasas habilidades sociales, esta tendrá más probabilidad de desarrollar temor a personas y situaciones nuevas.

• Experiencias adversas: Haber sufrido experiencias potencialmente traumáticas de crítica o humillación, como el maltrato en la familia y el acoso escolar, pueden conducir a la persona a forjar su inseguridad en escenarios de socialización.

Las personas con este tipo de antecedentes a menudo crecen sintiendo que sus vínculos con los demás son algo frágil, siendo la aceptación por parte de los otros algo sujeto a condiciones. Por ejemplo, si alguien vive en un hogar muy crítico y maltratante, la persona interioriza que cualquier pequeña cosa que haga puede detonar una experiencia de humillación.

Redes sociales, confinamiento y ansiedad social 😢

En los últimos años se han ido produciendo cambios y experiencias a nivel social que han favorecido el aumento del número de personas con este tipo de ansiedad.

Así, en individuos predispuestos experiencias como la pandemia por COVID-19 han sido un precipitante considerable. Pasar largas temporadas encerrados en casa, sin contacto con la gente y con grandes dosis de incertidumbre ha sido para muchos la puerta de entrada al desarrollo de ansiedad social. Al finalizar la pandemia, con el regreso a la normalidad, muchas personas han percibido una mayor inseguridad en escenarios sociales y menos habilidad para manejarlos.

Por otro lado, no podemos ignorar el papel de las redes sociales en este sentido. En las generaciones más jóvenes se han reducido los contactos cara a cara, en favor de los contactos online. En aquellos con entornos menos favorables con bajas habilidades sociales, pasar mucho tiempo frente a las pantallas ha podido perjudicar más aún su desempeño social.

Costumbres que antes implicaban contacto directo con la gente ahora pueden realizarse sin dicho contacto, como por ejemplo hacer nuestras compras. Esta “comodidad” puede ser una peligrosa trampa para quienes se muestran inseguros en situaciones sociales, favoreciendo el desarrollo de la ansiedad social.

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