"La vida en Marte": los retos psicológicos de las misiones al Planeta Rojo

¡Hola! En la Newsletter de hoy exploraremos la realidad psicológica de las futuras misiones a Marte, pues cuando en lo que se prevé será 2040 iniciemos esas primeras travesías al Planeta Rojo, esos pioneros se enfrentarán a un reto mental al que ningún otro ser humano se ha enfrentado jamás. Del mismo modo y como siempre, recomendaremos algunas lecturas y analizaremos la actualidad en el mundo de la Psicología.

¡Empezamos!

— Natalia Menéndez, Pol Bertran

Retos psicológicos de las futuras misiones a Marte 🔴

La naturaleza exploradora del ser humano ha llevado a nuestra especie a alcanzar hitos que siglos atrás habrían resultado inimaginables. Uno de los grandes retos que ha enfrentado la humanidad tiene que ver con el descubrimiento del espacio. Fue el 20 de julio de 1969 cuando la misión estadounidense Apolo 11 logró que el comandante Neil Armstrong y Buzz Aldrin pisasen la Luna, siendo esta la primera vez que un ser humano alcanzó semejante hazaña.

Han pasado unas cuantas décadas desde entonces y la sed por conocer más y más sobre la vida fuera de la Tierra no ha hecho más que crecer. Los avances tecnológicos han contribuido a estudiar de una forma cada vez más impresionante el entorno sideral y, desde hace un tiempo, hay un siguiente objetivo bastante claro: llevar la presencia humana al planeta rojo.

Podríamos decir que la llegada del ser humano a Marte es uno de los retos más increíbles que la humanidad se ha planteado, llegando a ser el viaje espacial más largo jamás realizado en caso de que suceda.

Al tratarse de una expedición sin igual, hay infinidad de condicionantes que ya se están estudiando exhaustivamente, todo con el fin de ejecutar en el futuro una misión que por el momento está en proceso de diseño.

Poco tiempo después de la conquista de la Luna, en 1973, ocurrió un suceso que entonces ya daba cuenta de lo desafiantes que resultaban las misiones espaciales en términos psicológicos. En aquel entonces, los astronautas de la estación espacial Skylab declararon una huelga, rechazando toda comunicación con el centro de control de la misión.

Llevaban unos cuarenta días de misión y tenían por delante otros cuarenta. Una vez finalizada la experiencia, el análisis de la situación llevó a concluir que una estancia de tanto tiempo en el espacio puede poner a prueba hasta a la mente más estable, haciendo que surjan comportamientos que en condiciones normales serían improbables.

Teniendo en cuenta los planes de la NASA en relación con la llegada del ser humano a Marte, poner a prueba a las personas en medios similares al planeta rojo constituye una buena estrategia para prevenir errores inesperados.

El medio ideal para simular la experiencia en Marte es la Antártida, un lugar en el que prima la oscuridad total varios meses al año, por no hablar de su frío descomunal con temperaturas de hasta -80 ºC y el aislamiento geográfico. Todo ello obliga a permanecer en convivencia con las mismas pocas personas cada día, con una ausencia de ciclos de luz-oscuridad que repercuten seriamente en la homeostasis del organismo.

Muchos autores han hablado del “fenómeno del tercer trimestre” para referir a la falta de motivación que la persona puede experimentar en el ecuador de una larga misión, al comprobar que se ha permanecido tanto tiempo en ella como el que aún falta por experimentar. De hecho, lo sucedido con los astronautas del Skylab se achaca a este tipo de vivencia psicológica.

La profesora de la Universidad noruega de Bergen, Gro Mjeldheim Sandal, decidió estudiar este fenómeno de manera empírica. Para ello, analizó las emociones de 27 sujetos residentes en la base Concordia de la Antártida. Lo que ella observó fue denominado como una especie de hibernación psicológica que provocaba una enorme apatía en los participantes.

La investigadora concluyó que este efecto podía tener un sentido de cara a la supervivencia, ya que permite economizar recursos en una situación de confinamiento radical. Sin embargo, si esto sucediera en una posible expedición a Marte podría constituir un enorme riesgo para la seguridad. Las personas apáticas poseen menos lucidez mental y capacidad de reacción, con todo lo que eso puede suponer en un contexto tan exigente que se explora por primera vez.

A raíz de todo lo que se ha ido investigando y lo que ya sabíamos, parece evidente que una expedición larga en un escenario tan complejo puede poner a prueba nuestros límites como especie. No podemos ignorar que estamos diseñados para vivir en nuestro entorno, la Tierra, con unas determinadas condiciones de luz, temperatura, gravedad, etc. Sortear estas limitaciones supone riesgos que no deben pasarse por alto.

Por ello, hasta la fecha pisar Marte no se ha visualizado como una opción viable en el futuro cercano. Son muchas las incógnitas que deben despejarse antes de avanzar un paso más en el conocimiento de ese mundo tan extraño que representa el espacio exterior. Así, conocer las implicaciones psicológicas de una expedición tan arriesgada es fundamental para poder reclutar a las personas indicadas, asumiendo el margen de error más reducido posible.

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