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"Los valores personales": la brújula de nuestra vida
🧭 Aunque la vida esté llena de subidas y bajadas, nuestros valores nos ayudan a mantener el rumbo a través de la incertidumbre 🧭
¡Hola! En la Newsletter de hoy hablaremos acerca de la importancia de construir unos sólidos valores, nuestra mejor herramienta a la hora de no perder el rumbo ante los vaivenes de la vida. Del mismo modo, veremos qué pasa cuando no creamos este sistema de valores y, como siempre, haremos un repaso de la actualidad en el mundo de la Psicología.
¡Empezamos!
— Natalia Menéndez, Pol Bertran
La brújula de los valores 🧭
La vida es un camino en el cual podemos experimentar subidas, bajadas y momentos de mayor estabilidad. Aunque estos vaivenes son parte intrínseca de la existencia, hay algo que nos puede ayudar a mantener el rumbo en medio de los cambios y la incertidumbre: hablamos de los valores personales.
Los valores podrían definirse como el GPS que nos guía a la hora de vivir, marcando la ruta correcta en dirección a nuestras metas y objetivos. A pesar de lo importantes que son, a menudo son los grandes olvidados. En un mundo que va tan rápido, en el cual es fácil estar desconectados de nosotros mismos, vivimos al día y apenas hacemos un parón para reflexionar y mirar hacia dentro para entender hacia dónde vamos y por qué.
Aunque a grandes rasgos la mayoría podría afirmar tener claros sus valores personales, la realidad es que no mucha gente hace un ejercicio verdaderamente consciente de análisis de ellos. De hecho, revisar nuestros valores de vez en cuándo nunca está de más, ya que dependiendo de nuestro momento vital podemos cambiar nuestro parecer. Lo que en el pasado era central para nosotros hoy puede resultar irrelevante.
También es importante aclarar que no hay unos valores mejores que otros. No hay ninguna norma que indique cuáles son los “correctos”, ya que se trata de una cuestión completamente personal. Los valores adecuados son, sencillamente, los que cada individuo considera, siendo lo fundamental que haya coherencia entre estos y las acciones que se realizan.
El problema es que hoy en día tendemos a enfocarnos mucho en las metas que queremos conquistar, pero poco en el horizonte que queremos tener como telón de fondo en el camino. Estamos tan obsesionados con hacer y conseguir cosas que olvidamos el valor de trazar un camino coherente.
A diferencia de las metas, los valores no son tangibles, no se llegan a cumplir nunca como tal. Más bien, estos representan la dirección que vamos llevando a lo largo de nuestra vida.
Para entender la diferencia entre valores y objetivos, vamos a poner un ejemplo. Imaginemos que una persona tiene como valor ser un buen padre/madre. Para ir en esa dirección, podría establecer una serie de objetivos, como pasar x tiempo con su hijo jugando cada día, ayudarle en sus tareas escolares o escucharle atentamente cuando tenga un problema. Si nos identificamos con un valor determinado, nos resulta más fácil concretar objetivos y trabajar cada día para acercarnos a ellos. Cuando sentimos que nuestra existencia va en consonancia con aquello que nos importa, nuestro bienestar psicológico es mayor.
Pero no sólo eso. Cuando tenemos una buena brújula de valores nos va a resultar más fácil mantener el equilibrio ante la adversidad. Aunque haya momentos duros y reveses, cuando tenemos un horizonte claro sabemos tomar decisiones con claridad y vivir conectados con el día a día. Si estoy pasando una época de mucho estrés laboral, tener mis valores claros me va a permitir seguir atendiendo a mi familia, reservar tiempo para mí e incluso tomar decisiones sobre mi carrera profesional para tener una vida satisfactoria.
Tener valores nos empodera, y nos ayuda a no perder el rumbo de nuestro barco aunque la marea esté revuelta. En definitiva, cuando los valores personales están clarificados la vida cobra sentido, tenemos motivación hacia las cosas y disfrutamos más de la existencia.
¿Qué ocurre si no tenemos claros nuestros valores? ⛈️
Acorde a todo lo que hemos venido comentando, es esperable que la ausencia de unos valores personales claros vaya a suponer problemas. Todos necesitamos tener un “para qué”. Si no sabemos hacia dónde vamos, dejamos de sentirnos conectados con la vida, nos volvemos apáticos, incluso podemos dudar de quiénes somos y de lo que queremos realmente.
De hecho, muchas personas acuden a la consulta de psicología buscando aclarar un enorme nudo de problemas que sienten no logran desenredar. A veces, la ausencia de una hoja de ruta nos lleva a tomar malas decisiones, actuar de manera contraria a lo que sentimos…y eso va mermando nuestra salud emocional.
Por ello, el espacio de terapia es un excelente lugar para mirar hacia dentro y revisar nuestra brújula de valores. Aclarar la dirección que queremos seguir es el primer paso para establecer metas concretas y empezar a actuar, tomar las riendas de nuestra vida y construir una existencia satisfactoria y con sentido.
Una de las señales más habituales de malestar psicológico tiene que ver con la falta de control percibido sobre la propia vida y la desesperanza. A menudo, las personas que inician un proceso de terapia se sienten abatidas por problemas que creen que no saben abordar. En este sentido, el trabajo con los valores devuelve esa sensación de control, brindando a la persona el poder de tomar pequeñas decisiones cotidianas orientadas al horizonte que se desea.
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