Manteniendo una relación sana con la comida en Navidad

¡Hola! En la Newsletter de hoy hablaremos de cómo las épocas navideñas pueden convertirse en un martirio para aquellas personas que tienen una mala relación con la comida. Veremos cómo mantener la estabilidad en estos días de fiestas y comidas y, como siempre, haremos un repaso de la actualidad en el mundo de la Psicología.

¡Empezamos!

— Natalia Menéndez, Pol Bertran

Los problemas alimentarios en Navidad 🍽️

Estamos inmersos de pleno en las fiestas navideñas, una época que despierta amor y odio a partes iguales en la población. Aunque la publicidad insiste en asociar esta celebración con la familia, la ilusión y la paz, muchas personas no se sienten identificadas con esta realidad. Para muchos, vivir la Navidad supone, de hecho, una auténtica odisea.

Un colectivo que sufre especialmente la llegada de la Navidad es aquel formado por quienes tienen una relación problemática con la comida. Hablamos de personas que sufren los llamados Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCAs).

Para quienes están sufriendo trastornos alimentarios, la Navidad supone un cóctel molotov que puede atentar contra su equilibrio emocional. Con independencia del diagnóstico específico de cada persona (anorexia, bulimia, trastorno por atracón…) son varios los motivos por los que estas fiestas constituyen toda una prueba de fuego:

• Incertidumbre y cambio en la rutina: En Navidad las rutinas habituales se modifican, algo que puede ser difícil de gestionar para estas personas. La rigidez cognitiva y la necesidad de control son algunas de las características más comunes de quienes sufren problemas alimentarios y esto complica la asimilación de eventos fuera de lo cotidiano, horarios cambiantes, comidas más largas… La rutina es para muchas personas con TCA una tabla salvavidas, de manera que romper con ella va habitualmente acompañado de grandes dosis de ansiedad.

• Abundancia de alimentos percibidos como peligrosos: En Navidad también varía la cantidad y el tipo de alimentos que se consumen. Las comidas y cenas con familia, amigos o compañeros de trabajo se suceden una detrás de otra y esto puede ser abrumador para estas personas. A menudo, pueden sentir miedo ante la presión por consumir ciertos alimentos que perciben como peligrosos (por ejemplo, dulces). Ver mucha comida sobre la mesa también suele ser fuente de tensión. Todo esto se hace aún más complejo si en la mesa están presentes personas que en su día a día no suelen estar, ya que pueden estar menos familiarizadas con sus dificultades en la alimentación. A veces, en el curso de las comidas la persona puede sentirse invadida por pensamientos como “no voy a comer nada”, “todo esto engorda muchísimo”, “si como dulces luego los vomitaré”.

• Mayor contacto con el entorno familiar: Relacionado con el punto anterior, hablamos de fechas en las que la familia está muy presente, algo que no siempre es agradable. Algunas personas con TCA sufren por la disfuncionalidad en sus familias de origen, por lo que los eventos navideños pueden reactivar heridas y dificultades preexistentes. A veces, la familia puede incluso ser fuente de críticas, de manera que la persona puede sentirse juzgada por su forma de comer.

• Mensajes contradictorios acerca de la alimentación y el cuerpo: La Navidad es una época altamente contradictoria. Por un lado, se promueve la abundancia y el disfrute de alimentos que el resto del año no se suelen consumir. A la vez, se fomenta el sentimiento de culpa y la compensación de la ingesta, así como los planes para perder peso. Esto puede ser confuso y angustiante para quienes ya sufren el resto del año una relación compleja con la alimentación.

Claves para mantener una relación sana con la comida en Navidad 🎄

Como venimos comentando, la Navidad es una época compleja para aquellos que lidian con TCAs. En este sentido, algunas claves pueden ser de ayuda para cuidar la relación con la alimentación y el cuerpo en fechas donde abundan las reuniones en torno a la comida:

• Evita las conversaciones en torno al físico: A veces es fácil caer en la costumbre de hablar acerca del peso y la silueta, sobre todo cuando se dan reuniones con aquellos a quienes vemos muy de vez en cuando. Aunque a veces comentarios de este tipo no son necesariamente malintencionados, eso no implica que no resulten dañinos. Piensa que hay mil temas interesantes de los que poder hablar antes que del físico: actualidad, aficiones, deportes, trabajo…

• Evita comentarios que den valor moral a la comida: Si bien hay alimentos que son más interesantes desde el punto de vista nutricional que otros, no es conveniente calificar aquello que comemos como “bueno” o “malo”, así como hacer comentarios del tipo “Esto engorda mucho”, “Mañana no como para compensar”.... La alimentación no es un proceso limitado a ingerir nutrientes, pues en él también entran en juego variables emocionales, sociales, culturales, etc. Por ello, aprender a dar espacio a todo tipo de alimentos en lugar de restringir radicalmente grupos determinados es la mejor forma de mantener una relación saludable con lo que comemos.

• Enfócate en las comidas como una experiencia global, no como una ingesta sin más. Vivir las reuniones familiares como un lugar donde además de comida también hay conversaciones, vínculos y momentos gratificantes ayuda a ampliar la mirada y relativizar la importancia de las calorías que se están consumiendo.

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La reseña destacada de la última edición:
Seleccionó 🧠🧠🧠🧠🧠 ¡Muy bien! y escribió:

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