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"Pornoadictos": cómo la pornografía afecta a nuestra vida sexual
🔞 La pornografía constituye una amenaza para la educación sexual de calidad, pues refleja una visión del sexo muy distorsionada que puede tener un profundo impacto en nosotros 🔞
¡Hola! En la Newsletter de hoy hablaremos de cómo el consumo de pornografía, especialmente cuando se convierte casi en una adicción, afecta a nuestra vida sexual. Del mismo modo, analizaremos la triste explotación detrás de la industria y, como siempre, haremos un repaso de la actualidad en el mundo de la Psicología.
¡Empezamos!
— Natalia Menéndez, Pol Bertran
¿Cómo afecta la pornografía a nuestra vida sexual? 🔞
La llegada de internet ha supuesto una revolución, transformando completamente las reglas que rigen el mundo. Este ha permitido obtener innumerables beneficios para la sociedad, pero también ha implicado nuevos retos y dilemas morales que debemos afrontar como sociedad.
Uno de los grandes problemas derivados de la presencia de internet en nuestras vidas tiene que ver con la pornografía. La magnitud de este fenómeno es tal que, según los estudios realizados hasta la fecha, se estima que hasta el 90% de los hombres la consumen, aunque en las mujeres este porcentaje es notablemente inferior, siendo un 33%. La situación se complica más si tenemos presente que, de aquellos varones que consumen pornografía, entre un 15 y un 40% optan por contenidos que degradan a la mujer, como por ejemplo aquellos que reflejan violaciones.
Una de las grandes preocupaciones tiene que ver con el impacto de la pornografía no solo en los adultos que deciden consumirla, sino también en los menores de edad. Las generaciones más jóvenes han nacido teniendo internet muy presente en sus vidas, lo que ha favorecido una precocidad nunca antes vista en el acceso a contenido de índole sexual. La visualización de pornografía cada vez es más temprana, siendo ahora la edad media de inicio alrededor de los 8 años. Lo preocupante de esta situación es que ese primer contacto con el porno es a menudo accidental, ya que muchas veces surge a raíz de búsquedas que los jóvenes hacen para resolver sus dudas sobre sexualidad.
De entrada, esto nos da una pista de la enorme carencia que como sociedad tenemos en materia de educación sexual. Así, la adolescencia es una etapa en la que internet se convierte en la fuente más accesible para obtener información que de otra manera no se brinda. Y, como todos sabemos, internet no siempre ofrece información veraz y ajustada a la realidad.
La pornografía constituye una amenaza para la educación sexual de calidad, pues a menudo refleja una visión del sexo muy distorsionada y normalmente centrada en el placer masculino. Se promueve la penetración como elemento central de la relación, por no hablar de que el dolor o la incomodidad femenina se normalizan.
El sexo se limita a una relación física, ignorando otros elementos como la comunicación, el consentimiento… Utilizar las imágenes pornográficas como referencia también favorece la hipersexualización femenina y fomenta estereotipos de género. Aunque las mujeres salen muy mal paradas al ser tratadas como simples objetos para obtener placer, los hombres tampoco resultan beneficiados. Para ellos este modelo de relación sexual suele generar presión, frustración y unas expectativas muy alejadas de la realidad.
Un abuso de la pornografía puede incluso desembocar en una adicción, ya que esta estimula el sistema de recompensa cerebral de una forma tan potente y artificial que el sexo real deja de ser interesante. Así, la persona se aleja de su vida sexual y vive presa del consumo de materiales con estímulos cada vez más fuertes.
En resumen, podríamos decir que el consumo de pornografía, especialmente en edades vulnerables, puede acarrear algunos efectos muy negativos como los siguientes:
Mayor probabilidad de desarrollar conductas sexuales de riesgo, muchas veces por simple imitación.
Percepción alterada sobre el sexo, perpetuando estereotipos y roles de género, normalizando la violencia e ignorando aspectos relacionados con el consentimiento.
Iniciación sexual cada vez más precoz, muchas veces sin que esta venga acompañada de una toma de conciencia real acerca de lo que implica el sexo.
Lo curioso de todo esto no es sólo que la pornografía perjudique la vida sexual de jóvenes y adultos, sino que además aquellos adolescentes que recurren a ella suelen partir de ciertos factores predisponentes. En otras palabras, aquellos que consumen más pornografía suelen ser los más vulnerables. Por ejemplo, se ha observado que los adolescentes que sufren violencia en sus familias presentan una mayor tendencia a consumir pornografía violenta.
En definitiva, la pornografía es un contenido peligrosamente accesible, el cual refleja una visión del sexo distorsionada e incluso denigrante para las personas, donde este es representado como un simple medio de gratificación.
La explotación detrás de la industria pornográfica 📽️
Además de los efectos derivados del abuso de la pornografía, no podemos ignorar que la industria que produce estos materiales no es precisamente transparente. De hecho, cada vez parece más evidente que detrás de ella hay numerosos casos de tráfico sexual que muchas veces pasan desapercibidos.
Actualmente, parece claro que espacios físicos como los burdeles esconden a menudo a víctimas de trata. Sin embargo, el tráfico sexual no sólo se manifiesta en forma de prostitución forzada.
En la industria pornográfica la explotación se puede dar de muchas maneras. Por ejemplo, algunos traficantes pueden tomar imágenes de las víctimas como forma de chantaje, amenazando con exponer este contenido a sus seres queridos. La víctima queda colapsada por esta situación y el traficante puede vender el material a sitios pornográficos.
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