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Manejo de la Procrastinación: cómo dejar de retrasar mis obligaciones 🔋
¿Sueles postegar tus obligaciones? ¿Retrasas las cosas que tienes que hacer y luego te sientes mal por ello? Sentimos decirte que tal vez seas un procrastinador profesional.
¡Hola! En la Newsletter de hoy ofreceremos una guía práctica para dejar de procrastinar, de retrasar nuestras obligaciones y deberes. Además, entenderemos los beneficios de ser una persona productiva que no se siente mal por postergar las cosas y, como siempre, repasaremos la más interesante actualidad en el mundo de la Psicología.
¡Empezamos!
— Natalia Menéndez, Pol Bertran
Cómo dejar de ser un procrastinador profesional 😏
Tienes una lista considerable de tareas pendientes. Aunque una parte de ti se siente culpable por no estar resolviéndolas, lo cierto es que no puedes dejar de ojear la pantalla del móvil. Al día siguiente el malestar se acentúa, ya que la montaña de quehaceres va creciendo y con ella la pereza ante el deber de abordarla.
Esta situación es el pan de cada día de muchas personas. Se trata de una especie de bloqueo donde todo se antoja difícil e inabarcable. No queremos afrontar nuestras obligaciones, pero tampoco podemos dejar de escurrir el bulto. Es una especie de callejón sin salida, un hábito que se conoce como procrastinación.
Procrastinar implica aplazar actividades pendientes debido a que se priorizan otras más apetecibles. Básicamente, buscamos la gratificación inmediata a costa de dejar aparcadas cosas que quizá son más urgentes e importantes. Seguramente has oído mil veces eso de que no hay que dejar para mañana lo que podemos hacer hoy. Sin embargo, en la práctica esto no es siempre algo fácil de ejecutar.
Generalmente, nuestra tendencia a procrastinar se deriva de la intolerancia a emociones difíciles. No nos llevamos bien con el aburrimiento o la frustración, así que hacemos lo posible por apartar o evitar estos estados internos, aunque eso implique amontonar cosas pendientes y sentirnos más estresados por ello.
La buena noticia es que, aunque seamos expertos procrastinadores, es posible hacer algo para desaprender este hábito. Algunas ideas:
Organización: Tener un plan de lo que hay que hacer en cada momento es de gran utilidad. Cuando hay una estructura definida no hay margen de elección. En cambio, cuando podemos pararnos a pensar y decidir si hacemos algo o no, solemos decantarnos por lo segundo. Herramientas como Google Calendar son muy interesantes, ya que te permiten tener una vista global del día y lo que tienes que gestionar en cada hora, diferenciando los eventos y citas de las tareas pendientes y los recordatorios. ¡Todo en uno!
Empieza por lo más difícil y costoso: Cuando empieces el día, es aconsejable empezar por las tareas más desafiantes para ti. Librarte de ellas cuanto antes te permitirá liberarte de la carga mental de que están ahí pendientes y disfrutar algo más el resto de cosas por hacer.
Usa apps para limitar el uso de tu móvil: Si eres de los que se quedan enganchados del móvil cada minuto, puede que algunas apps te sean de utilidad. Muchas están específicamente creadas para bloquear la pantalla hasta que pase un lapso de tiempo concreto, obligándote a centrarte en tu tarea sin distracción.
Aprende a descansar: Obviamente, procrastinar es mucho más probable cuando estamos cansados. Trata de hacer pausas y parones de vez en cuando y duerme bien.
Cultiva la motivación: trata de buscar nuevas fuentes de motivación que te ayuden a sentirte implicado en lo que haces. Cuando no vemos sentido o utilidad a lo que hacemos, es natural que estemos desganados hacia la tarea en cuestión.
Elige bien el espacio: En el caso de que teletrabajes, es posible que hayas caído en la tentación de hacer tu labor desde el sofá o la cama. Esto no puede ser la norma, ya que dichos espacios no nos sitúan en disposición de trabajo al estar asociados a otras actividades.
Los beneficios de ser productivos 🎯
La productividad puede ser algo difícil de conseguir a veces, pero cuando realmente la logramos brinda mucha satisfacción. Obviamente, todos tenemos días en los que nos cuesta más estar al cien por cien y no pasa nada. Sin embargo, mantener la productividad cómo tónica general nos beneficia no sólo profesional sino también personalmente. Algunas de esas consecuencias positivas son las siguientes:
Disfrute del tiempo libre: Cuando uno ha resuelto todo dentro de su horario de trabajo, la mente se queda plenamente liberada y lista para descansar. Si, por el contrario, procrastinamos y dejamos cosas a medias, es posible que el tiempo de ocio nos sepa agridulce. Las personas productivas suelen exprimir mejor la jornada y eso les ayuda a disfrutar completamente de las pausas.
Mejor conciliación: Las personas más productivas son aquellas que mejor encajan las distintas facetas de su vida. Todo tiene su lugar y su tiempo, ya que las cosas se resuelven cuando corresponde. Sobre todo en relación con la familia, esto es una clara ventaja.
Satisfacción personal: Cuando hemos hecho las cosas bien, esto nos provoca un sentimiento de satisfacción con nosotros mismos. A nivel personal y laboral esto nos ayuda a estar menos estresados, más a gusto con la vida y más motivados para lo que esté por venir.
Crecimiento profesional: Mantener un hábito productivo es también una manera de crecer como profesionales. Si nos mantenemos rezagados y centrados en entretenimientos pasajeros, es difícil que podamos desempeñarnos al máximo y nutrir nuestra carrera. La cualidad de saber organizarse y ser productivo cobra especial relevancia si trabajamos por cuenta propia y tenemos la responsabilidad de llevar las riendas de un negocio.
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