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Reconociendo la depresión: ¿cómo saber si sufro esta enfermedad? 🧠
"La depresión es sinónimo de tristeza", "se puede fingir", "es de personas débiles"... Son muchos los mitos alrededor de este trastorno que, por desgracia, sigue rodeado de estigmas sociales. Aprendamos qué es, cómo se manifiesta y cómo se trata.
¡Hola! En la Newsletter de hoy vamos a desmontar todos los mitos acerca de la depresión, una enfermedad grave que sigue rodeada de demasiado estigma. Aprenderemos a reconocerla y a afrontarla, así como a dar apoyo a un familiar o amigo que pueda estar pasando por esta situación. Y, como siempre, haremos un repaso de la actualidad más interesante en el mundo de la Psicología.
¡Empezamos!
— Natalia Menéndez, Pol Bertran
Afrontar la depresión, una batalla que podemos ganar ❤️🩹
Todos podemos tener un mal día o una época en la que prima el desánimo. Cuando esto ocurre, enseguida afirmamos estar deprimidos, una expresión que utilizamos de manera espontánea y que minimiza la verdadera gravedad que rodea a la depresión.
Transitar en algunos momentos emociones desagradables como la tristeza no es, en absoluto, una señal de que haya algo mal en nosotros. Por el contrario, aceptar este sentir cuando aparece es una muestra de que estamos conectados con nuestro mundo interno.
Sentirnos tristes en algunas situaciones no sólo es natural sino que resulta necesario, pues las emociones (al margen de lo más o menos agradables que resulten) siempre son aliadas que nos aportan mensajes útiles y valiosos. Así, la tristeza nos obliga a parar, reponer fuerzas y pedir la ayuda de otros cuando lidiamos con una situación adversa. Nos permite recogernos, ventilar el dolor y coger aire.
Nuestras alarmas deben activarse cuando esa emoción impregna todo nuestro ser de manera permanente. Perdemos la ilusión por las cosas, no tenemos ganas de levantarnos de la cama, nos vamos aislando cada vez más de los nuestros y pequeñas tareas cotidianas se nos antojan imposibles. Incluso en esta tesitura, la tristeza no es nuestra enemiga, sino nuestra consejera. Nos indica que algo no marcha bien, que tenemos que cambiar algo para volver a sentirnos como antes.
Aunque a menudo se habla de la depresión como una enfermedad, lo cierto es que esto no es del todo así. Es cierto que en el desarrollo de problemas psicológicos influyen nuestra predisposición genética y algunos cambios fisiológicos. Sin embargo, los síntomas depresivos también tienen mucho que ver con nuestra historia de vida y experiencias. A veces, el dolor que nos han generado ciertos episodios se va quedando dentro poco a poco. Vamos acumulando malestar hasta que la bola se hace enorme y nuestra mente y cuerpo llegan a su límite.
Es por eso que las personas con depresión, a menudo, acumulan en su currículum de vivencias episodios traumáticos y dolorosos. A veces, el malestar de tipo depresivo aparece después de haber hecho un gran sobreesfuerzo emocional. En definitiva, esa enorme desesperanza no surge de la nada ni se deriva de un simple desequilibrio químico.
Es la consecuencia de un camino en el que nos hemos visto sobrepasados. Aunque la depresión se puede manifestar de formas muy distintas en cada persona, existen algunas señales especialmente comunes:
Pérdida de energía y falta de motivación hacia las cosas.
Anhedonia, que es la incapacidad para sentir placer y disfrutar de las cosas que antes sí eran gratificantes.
Inquietud, ansiedad.
Alteraciones del sueño y el apetito.
Sentimientos de culpa, inutilidad, desesperanza
Ideación suicida
Menor capacidad de concentración
Pensamientos rumiativos, especialmente sobre aspectos del pasado y el futuro.
Somatizaciones, esto es, malestar de tipo físico que carece de una explicación médica debido a que es resultado de una inadecuada gestión emocional.
Las personas que sufren depresión necesitan ayuda profesional. En ocasiones es suficiente con realizar tratamiento psicológico, aunque a veces este se debe complementar con medicación. Lo que no es aconsejable es abordar esta situación únicamente con fármacos, ya que con esto sólo se está colocando un parche sobre la herida en lugar de curarla.
El tratamiento psicológico que goza de más evidencia científica es el cognitivo-conductual. En este tipo de intervención se abordan aspectos como las distorsiones cognitivas del paciente y se fomenta la activación conductual. No obstante, en los últimos años también se viene apostando por una mirada más integradora del problema, no poniendo el foco únicamente en la resolución del síntoma, sino también en la comprensión por parte de la persona del origen de su dolor.
Es decir, acompañar la estabilización de la persona desde una mirada que establezca lazos entre el malestar presente y la historia de vida. Gracias a ello es posible atender el malestar de forma más personal asumiendo que cada persona con depresión tiene sus propias vivencias, llegando al sufrimiento actual por un camino diferente al resto.
¿Cómo apoyar a alguien que está deprimido/a? 🫂
Tener cerca a un ser querido que sufre depresión puede generar una gran impotencia. En cualquier caso, algunas claves pueden ayudarte a manejar esta situación:
Trata de convencerle de que pida ayuda profesional: Es indispensable que una persona con depresión disponga de tratamiento psicológico. Quizá no se muestre dispuesta o tenga miedo a ser juzgada. En cualquier caso, aunque tú no puedas obligarle a acudir, sí que puedes facilitarle la toma de su decisión. Desmiente mitos que pueda creer sobre la terapia, ayúdale a buscar un psicólogo especializado y ofrécele acompañarle en su primera visita para darle seguridad.
No le juzgues: Las personas con depresión no eligen estar mal. No le hagas sentir aún más culpable por su sufrimiento y valida sus emociones.
Hazle saber que no está sola: Esa persona puede sentirse aislada, inútil o desesperanzada. Hazle saber claramente que no está sola y que con ayuda podrá salir de esta situación.
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Seleccionó 🧠🧠🧠🧠🧠 ¡Muy bien! y escribió:
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