- Psicología y Mente
- Posts
- Responsabilidad afectiva: ¿cómo aprender a desarrollarla en nuestras relaciones? 🍂
Responsabilidad afectiva: ¿cómo aprender a desarrollarla en nuestras relaciones? 🍂
Aprender a expresar nuestras necesidades y sentimientos siendo respetuosos con las emociones de las otras personas es esencial en nuestras relaciones. Veamos cómo trabajar esta habilidad.
¡Hola! En la Newsletter de hoy hablaremos acerca de la responsabilidad afectiva, la habilidad socioemocional que nos permite expresar nuestras necesidades y emociones sin olvidar los sentimientos ajenos. Veremos también el impacto negativo que tiene el no trabajarla y, como siempre, repasaremos la actualidad en el mundo de la Psicología a través de las más interesantes noticias.
¡Empezamos!
— Natalia Menéndez, Pol Bertran
¿Qué significa ser responsables afectivamente? 💙
Somos seres sociales, lo cual se traduce en que necesitamos a los demás para sentirnos bien. Cuando formamos relaciones cercanas con quienes tenemos alrededor, esto nos brinda una importante gratificación emocional, aunque también hay cabida para diferencias y conflictos. Formar un vínculo sano con los demás requiere por ello no sólo grandes dosis de emoción, sino sentido de responsabilidad y empatía frente a los sentimientos ajenos.
En ocasiones, nos dejamos arrastrar por las emociones sin dar valor a otros aspectos clave como los límites, el cuidado y el respeto. Sin estos pilares es complicado que una relación se desarrolle de manera realmente saludable sin dinámicas tóxicas de por medio.
El concepto de responsabilidad afectiva se ha popularizado enormemente en los últimos años. Aunque parece estar en boca de todo el mundo, lo cierto es que no siempre está claro todo lo que implica. Antes de utilizar el término a a ligera, es conveniente aclarar qué es exactamente.
La responsabilidad afectiva tiene que ver con hacerse cargo de nuestras acciones y emociones, así de cómo estas impactan en los demás. Cuando adoptamos responsabilidad en nuestras relaciones somos considerados, comprendemos los motivos del otro, empatizamos con él y tratamos de alcanzar un punto común mediante la comunicación asertiva. Por supuesto, todo ello siempre desde una base de honestidad, sin ocultar, mentir o generar falsas esperanzas en la otra persona.
Aunque hay quienes llevan el “yo soy así” por bandera, la realidad es que la responsabilidad afectiva no es algo que forme parte de nuestra manera de ser sin posibilidad de cambio. Si nos lo proponemos, es posible mejorar en este sentido y aprender a ser más respetuosos hacia los sentimientos del otro. Sólo aceptando que lo que sentimos y hacemos siempre tiene consecuencias en otras personas podemos implicarnos de manera adecuada en nuestros vínculos.
Aunque como venimos comentando es posible aprender a ser más responsable, también es importante reconocer que dicho cambio requiere tiempo y esfuerzo. Y es que la responsabilidad afectiva nos lleva a salir de nuestro egocentrismo, de manera que dejamos de ver únicamente lo que nos concierne a nosotros. Romper la burbuja y valorar las implicaciones que salpican al resto nos hace más compasivos, sensibles y accesibles emocionalmente. Generalmente, la responsabilidad afectiva se hace notar a través de indicadores como los siguientes:
Empatía: La persona es capaz de ponerse en la piel del otro y entender su reacción incluso aunque ella misma hubiera actuado de otra manera.
Respeto: La responsabilidad también guarda relación con el respeto, de manera que en la relación nunca se ejerce un daño intencional al otro mediante faltas de tipo físico, verbal…
Escucha activa: Las personas responsables no se limitan a hablar, sino que también saben escuchar. No imponen su criterio, sino que buscan un punto común de acuerdo incluso en los mayores conflictos.
Establecen y respetan los límites: Saben poner límites a tiempo, pero no se olvidan de respetar los establecidos por el otro.
Piensan antes de actuar: Lejos de dejarse llevar por impulsos pasajeros, las personas responsables afectivamente logran reflexionar antes de actuar, pues saben que aquello que hacen o dicen puede afectar al otro.
Entrenar estas cualidades asociadas a la responsabilidad puede ser más fácil cuando contamos con la ayuda profesional de un psicólogo. En terapia podemos analizar nuestros patrones e identificar posibles errores que estamos cometiendo para empezar a mejorar y formar vínculos más sanos.
¿Qué ocurre cuando somos afectivamente irresponsables? ⛈️
En ocasiones, de manera progresiva la falta de responsabilidad afectiva nos lleva por un camino difícil en nuestras relaciones. El vínculo deja de ser un espacio de cuidado y respeto, pasando a transformarse en una especie de campo de batalla donde cada una de las partes procura imponer su criterio sin importar cómo esto afecta al otro.
El amor de cualquier tipo (pareja, familia, amigos…) nunca debería concebirse como una lucha, sino como un trabajo en equipo. Generalmente, las personas irresponsables afectivamente muestran comportamientos como los siguientes en sus relaciones:
Invalidan al otro: ya sea negando, criticando o minimizando sus emociones, desprecian los sentimientos ajenos. Esto se traduce en un rechazo a cualquier tipo de queja, petición o necesidad ajena.
No se comprometen: Hacen promesas o se pierden en palabras vacías que luego no dan pie a acciones reales. No cumplen con su palabra porque no muestran un sentido de responsabilidad respecto al sentir del otro. No piensan en cómo sus actos pueden herir o decepcionar.
Son egoístas: Priorizan su interés particular, sin pensar en lo que el otro necesita. Piensan en sus gustos, apetencias y deseos, sin mirar más allá, lo que hace que el otro se sienta infravalorado o menospreciado.
Evaden conversaciones incómodas: Toda relación estrecha requiere mantener conversaciones tan incómodas como necesarias, ya que estas permiten aclarar puntos clave para que la relación crezca. Sin embargo, las personas con escasa responsabilidad afectiva prefieren evitar mostrarse vulnerables y aceptar sus errores.
Un poco de actualidad en el mundo Psico 🆕
Un estudio publicado en Nature muestra que algunas sustancias psicodélicas podrían tener potencial para tratar el TOC, siempre bajo una supervisión médica que siga este trastorno obsesivo-compulsivo.
Una investigación sugiere que las personas que tienen el smartphone con ellos a todas horas disfrutan menos de formar vínculos con gente nueva a la que tienen cerca.
Un grupo de científicos ha hallado un biomarcador que ayuda a predecir si neuronas específicas podrán regenerarse después de una lesión en el sistema nervioso.
Han sido descubiertas diferencias entre hombres y mujeres a nivel molecular en sus células nerviosas, que ayudan a entender cómo se desarrolla la depresión de forma distinta en función del sexo de la persona.
Una investigación sugiere que los seres humanos estamos “heredando” sesgos de la Inteligencia Artificial, dando lugar a un círculo vicioso de falsedades en la que ambas partes se retroalimentan.
¿Que te pareció la edición de esta semana?Tu opinión es muy importante |
Iniciar Sesión o Suscríbete para participar en las encuestas. |
La reseña destacada de la última edición:
Seleccionó 🧠🧠🧠🧠🧠 ¡Muy bien! y escribió:
“Excelente información, felicidades!!!!”
Novedades en la web 💻
El amor a uno mismo: la mejor relación que se puede cultivar
Querernos a nosotros mismos es un pilar fundamental para el bienestar mental.
Desafíos para madres y padres de adolescentes: ¿cómo se superan los obstáculos?
La adolescencia es una época de cambios que puede representar un reto para madres y padres.
Enfermedad Psicogénica de Masas: qué es, síntomas, y ejemplos
La mente humana puede generar episodios de histeria que se propagan por la sociedad.
¿El brote Psicótico por consumo de Drogas puede causar un Trauma?
Así es como los brotes psicóticos por consumo de sustancias se asocian al trauma psicológico.
La Depresión no es sólo un problema Cerebral
El origen de la depresión no se reduce a un mal funcionamiento del cerebro.