Sofofobia: el miedo irracional al aprendizaje en la infancia 📚

¡Hola! En la Newsletter de hoy descubriremos las bases de un fenómeno conocido como sofofobia, el miedo irracional y paralizante ante todo lo relacionado con el estudio durante la infancia. Del mismo modo, veremos cómo detectar problemas en nuestros hijos cuando no los verbalizan y, como siempre, presentaremos el nuevo episodio de nuestro podcast y haremos un repaso de la actualidad en el mundo de la Psicología.

¡Empezamos!

— Natalia Menéndez, Pol Bertran

¿Qué es la sofofobia en niños? 📚

Acudir al centro escolar y sumergirse en el proceso de aprendizaje es algo básico para cualquier niño, niña o adolescente. Sin embargo, la realidad es que no todos los alumnos disfrutan de ello. Incluso, hay quienes experimentan un rechazo notable ante todo lo referente a la vida académica.

A menudo, los alumnos que no muestran implicación en el aula son etiquetados como perezosos, difíciles o poco inteligentes. La pena es que no siempre se investiga acerca de qué puede estar sucediendo para que el estudiante en cuestión actúe de esta manera en el ámbito escolar.

En este sentido, es importante saber mirar más allá de esos carteles que injustamente se colocan sobre los alumnos, de forma que se pueda comprender qué hay debajo de su rechazo o desgana ante el estudio. En ocasiones, esta investigación permite detectar trastornos del aprendizaje, problemas emocionales e incluso conflictos en la familia.

Hoy vamos a hablar de un fenómeno no muy conocido que puede influir en la actitud del alumno ante el aprendizaje: hablamos de la sofofobia, también conocida como fobia escolar. Este curioso término procede de la unión de las palabras “sofía”, que significa sabiduría, y “fobia”, que significa miedo.

Básicamente, la sofofobia se podría definir como el miedo irracional y paralizante ante todo lo relacionado con el estudio. Se categoriza dentro de las llamadas fobias, que son un tipo de trastorno de ansiedad en el cual aparece un miedo muy específico ante estímulos que a priori no son amenazantes.

El alumno con este temor se puede bloquear ante tareas cotidianas como estudiar, leer o atender a una clase. La ansiedad intensa en estos escenarios suele debutar en la infancia y puede persistir en la etapa adulta si no se aborda correctamente. Más concretamente, hay dos momentos del desarrollo evolutivo en el que el riesgo de fobia escolar se incrementa: en el comienzo de la escolarización obligatoria (4-7 años) y en la transición de la Educación Primaria a Secundaria (con la llegada de la adolescencia).

Aunque de las fobias se dice que son miedos irracionales, la realidad es que debajo de la sofofobia podemos encontrar algunos factores que contribuyen a su aparición:

• Experiencias traumáticas vinculadas al aprendizaje: Cuando este proceso no es respetuoso con el alumno e implica críticas, burlas y demás situaciones potencialmente traumáticas, es esperable que el estudiante sienta bloqueo y rechazo ante los escenarios escolares.

• La presencia de un trastorno del aprendizaje: Aquellos alumnos que poseen trastornos del aprendizaje tienen unas necesidades especiales en el entorno escolar que, si no son atendidas, pueden mermar seriamente el bienestar del niño, niña o adolescente. Arrastrar dificultades sin la ayuda adecuada hace del aprendizaje una experiencia completamente aversiva.

• Presión y exigencia del entorno: En ocasiones, el problema radica en que las familias depositan en los estudiantes unas exigencias demasiado elevadas. La imposición de cumplir estas metas inalcanzables hace que los alumnos sufran una presión innecesaria que dificulta su implicación en el aprendizaje. Además, este peso sobre sus hombros puede hacerles sentir inseguros acerca de su capacidad, además de llevar a poner el foco en el resultado más que en el proceso de aprender.

Generalmente, los alumnos que sufren fobia escolar experimentan distintos síntomas, entre los cuales se encuentran la presión en el pecho, el dolor de cabeza, la dificultad para respirar, los temblores y palpitaciones, taquicardia y alteraciones digestivas. Todo ello no es más que el reflejo de que el organismo se encuentra en estado permanente de alerta, algo con unas serias consecuencias para el bienestar del alumno.

¿Cómo saber si a mi hijo le sucede algo si él no lo expresa?

Cuando un niño, niña o adolescente sufre fobia escolar es crucial que el problema sea detectado precozmente, de forma que se pueda atajar la situación lo antes posible.

En este sentido, el papel de las familias es fundamental, ya que sin su colaboración es difícil hacer que el estudiante se reconcilie con el proceso de aprendizaje. En relación a esta cuestión, son muchos los padres que muestran preocupación por saber si su hijo se encuentra bien en el aula.

A veces, por distintos motivos los alumnos no comparten en casa aquello por lo que están pasando, lo que dificulta poder brindarles la ayuda necesaria. Aunque el niño, niña o asolescente no verbalice expresamente lo que le pasa, hay algunos indicadores que pueden sugerir que algo no va bien:

• Aparecen dificultades en el sueño, lo que puede incluir pesadillas, despertares e incluso enuresis (incontinencia urinaria, especialmente mientras se duerme).

• Se observa irritabilidad o decaimiento, el estudiante deja de hacer aquellas cosas que antes disfrutaba, parece tener las emociones a flor de piel.

• Hay una escasa motivación hacia el estudio e incluso rechazo a ir a clase.

• Aparecen somatizaciones, que pueden generar dolor de cabeza, de estómago, etc.

• El alumno no habla nunca sobre su día a día, evita entrar en detalles sobre lo que ha hecho en el centro escolar.

PymTalks #8 ft Josefa Ros 🎙️🧠

¡No te pierdas el nuevo capítulo de nuestro podcast! En este episodio, la filósofa experta en el enfoque multidisciplinario del aburrimiento, la investigadora postdoctoral Josefa Ros Velasco visita PymTalks para un podcast en el que se hablará de las bases psicológicas y biológicas del aburrimiento, un estado reactivo de nuestro organismo que sorprendentemente esconde misterios muy interesantes.

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• Una investigación basada en técnicas de neuroimagen muestra que las experiencias traumáticas ocurridas en la infancia cambian estructuralmente las conexiones del cerero relacionadas con la autopercepción.

• Un equipo de científicos ha identificado neuronas del cerebro capaces de predecir qué vamos a decir antes de que seamos conscientes de ello.

La reseña destacada de la última edición:
Seleccionó 🧠🧠🧠🧠🧠 ¡Muy bien! y escribió:

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