"Tocados por el Sol": cómo la luz natural mejora nuestra salud mental

¡Hola! En la Newsletter de hoy hablaremos de la importancia de exponernos a la luz solar para nuestra salud psicológica, pues es esencial para que nuestro reloj biológico fluya como es debido. Del mismo modo, veremos qué relación tienen los déficits de vitamina D con la depresión y, como siempre, haremos un repaso de la actualidad en el mundo de la Psicología.

¡Empezamos!

— Natalia Menéndez, Pol Bertran

La importancia de exponernos a la luz natural para nuestra salud mental ☀️

Ahora que hemos entrado en la época primaveral, no es casualidad que el estado anímico general de la población tienda a mejorar. La cantidad de horas de luz a las que estamos expuestos en este momento del año se incrementa, y con ello parecen producirse cambios internos que repercuten en la salud emocional.

Son muchas las variables que influyen en el estado emocional de una persona. Siendo una de ellas la luz natural que se recibe, pocas veces se habla en profundidad de su papel sobre el bienestar.

Lo cierto es que los rayos solares son los que determinan los llamados ritmos circadianos, nombre por el cual se conoce a esas oscilaciones en nuestras variables biológicas que suceden en intervalos regulares de unas 24 horas. Los ritmos circadianos son responsables de nuestros cambios físicos, mentales y conductuales y determinan procesos vitales como la liberación de hormonas, la ingesta de alimentos, la temperatura corporal o la regulación del sueño-vigilia.

Es en nuestro hipotálamo donde se produce una sustancia llamada melatonina, un proceso que depende de la información proporcionada por los nervios ópticos. Cuando amanecemos, el cerebro produce cortisol (la llamada hormona del estrés), lo que permite iniciar el día activados. A medida que avanza la jornada y cae la noche, aumentan los niveles de melatonina, que es la que nos permite caer rendidos en la noche.

Por todo ello, no debe sorprendernos la enorme importancia que la luz natural tiene para nuestra salud. De hecho, son muchos los beneficios asociados a ella:

• Permite disfrutar de un descanso adecuado y disponer de energía a lo largo del día.

• Aumenta la producción de serotonina, una sustancia que se relaciona con nuestro estado anímico y favorece el buen humor y la energía vital.

• Reduce la fatiga ocular, nos permite apreciar mejor la gama cromática del entorno.

• Brinda sensación de calma y confort, por lo que es una buena aliada frente al cansancio o el estrés.

• Contribuye a que seamos más productivos en nuestras tareas cotidianas.

• Mejora el desarrollo educativo durante la infancia, pues favorece la concentración.

A pesar de todos los beneficios asociados a ella, parece que la exposición a la luz solar va menguando en las nuevas generaciones. Esto parece achacarse esencialmente al cambio en el estilo de vida, que en la actualidad es mucho más sedentario que hace unas décadas. La llegada de internet y las posibilidades de ocio en casa, ha hecho que la tendencia a salir al exterior se vea reducida desde los primeros años de la infancia. Niños y adultos han reducido sus salidas y con ello su aporte de luz.

Déficit de vitamina D y depresión ⛈️

Por todo lo que venimos comentando, es razonable que exista una relación entre el nivel de exposición a la luz natural de una persona y su riesgo de padecer problemas de salud mental como por ejemplo la depresión.

Las vitaminas son sustancias necesarias para que nuestro organismo funcione correctamente. En particular, la vitamina D es de gran relevancia por su relación con la absorción del calcio y, por consiguiente, con el estado de nuestra salud ósea. La relación con el tema que nos ocupa hoy reside en que una de las fuentes por las que podemos obtener esta vitamina es la exposición al sol.

Las investigaciones sobre la relación entre vitamina D y depresión indican que existe una correlación positiva entre un estado mental adecuado y niveles elevados de esta vitamina en sangre, siendo esta asociación especialmente potente en el caso de las mujeres.

Por ello, se ha estudiado la posibilidad de recurrir a los suplementos con vitamina D como un apoyo en el tratamiento de pacientes con cuadros depresivos. En nuestro cerebro, la vitamina D está implicada en procesos esenciales como son la producción y regulación de la serotonina, la protección neurológica y el desarrollo cerebral.

Esta asociación permite explicar por qué en áreas de la zona norte, donde hay menos horas de luz solar, existe un mayor número de personas afectadas por la depresión estacional. Los estudios en este ámbito sugieren que, acorde a todo lo comentado, la vitamina D podría tener un papel similar al de los fármacos antidepresivos.

Aunque el uso de la suplementación debe ser considerado por profesionales de la salud considerando las particularidades de cada persona, se considera que este recurso puede ser una buena alternativa cuando hay déficits muy severos.

Esto se debe a que un abuso de la exposición a la luz solar tampoco es aconsejable, ya que podría aumentar el riesgo de cáncer de piel. En conclusión, exponernos a la luz natural es necesario para una buena salud mental, siempre que moderemos la forma y cantidad en la que lo hacemos.

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