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"Vivir con Trastorno Límite de la Personalidad": caminando en la cuerda floja
🧠 El TLP afecta gravemente a la capacidad de gestión de las emociones, haciendo que la persona conviva con fuertes cambios en su estado de ánimo. 🧠
¡Hola! En la Newsletter de hoy hablaremos acerca de la naturaleza del Trastorno Límite de la Personalidad (TLP), comprendiendo las bases de esta enfermedad que afecta a la gestión emocional y desmitificando todas las ideas erróneas acerca de ella. Del mismo modo, analizaremos el papel de las experiencias tempranas en su desarrollo y, como siempre, haremos un repaso de la actualidad en el mundo de la Psicología.
¡Empezamos!
— Natalia Menéndez, Pol Bertran
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¿Qué es el Trastorno Límite de la Personalidad (TLP)? 🧠
Aunque en los últimos tiempos se ha ido gestando un creciente interés por la salud mental, la realidad es que el estigma que pesa sobre algunas psicopatologías se ha mantenido intacto. Esto sucede especialmente con las enfermedades mentales graves y aquellos trastornos que afectan al estilo de personalidad de los individuos.
En particular, existe un tipo de trastorno de la personalidad especialmente impregnado de esta connotación negativa: hablamos del Trastorno Límite de la Personalidad (TLP). Hablar de trastornos de la personalidad implica hacer referencia a patrones de funcionamiento persistentes por los cuales una persona manifiesta emociones, pensamientos y conductas que no encajan adecuadamente en su contexto sociocultural.
Su presencia conduce a un comportamiento poco saludable que perjudica las diferentes esferas de la vida, como las relaciones, el trabajo o la familia. En particular, el TLP afecta seriamente a la capacidad de gestión emocional del individuo, que a menudo convive con fuertes cambios en su estado de ánimo y una enorme inestabilidad en sus relaciones interpersonales. Algunos de los síntomas más característicos del TLP son los siguientes:
La persona se mueve entre los extremos en lo que refiere a sus relaciones. Puede cambiar rápidamente de un vínculo de cercanía extrema con alguien a una aversión total hacia esa persona.
Las emociones se viven de forma caótica, con mucha intensidad y cambios bruscos.
Aparece un miedo muy intenso al abandono, ya sea éste real o percibido, lo que conduce a iniciar o finalizar de manera precipitada las relaciones con el correspondiente dolor emocional.
La persona también puede mostrar un pensamiento polarizado, lo que lleva a analizar las situaciones de manera radical (todo/nada, siempre/nunca…).
La persona puede desarrollar una conducta impulsiva o imprudente, como tener relaciones sexuales sin protección, derrochar dinero en compras, consumir drogas…
A menudo se observa una conducta autodestructiva, lo que incluye autolesiones que muchas veces van encaminadas a regular, aunque de forma desadaptativa, el desbordamiento emocional.
El sentimiento intenso de vacío es también una constante para muchas personas que sufren TLP. Esto se acompaña habitualmente de ideación suicida persistente, que puede conducir a intentos reiterados de quitarse la vida. Las amenazas de suicidio muchas veces se convierten en una herramienta para sentirse visto/a ante los demás. El vacío tiene que ver con una identidad poco definida, la persona no tiene claro quién es, qué necesita…
En los casos más severos, el paciente puede experimentar sentimientos de disociación, sentir cierto distanciamiento de sí mismo, incluso observarse desde fuera como si fuese un espectador de su persona.
Por supuesto, no todos los síntomas están presentes en todas las personas. El TLP es un diagnóstico con un amplio espectro de manifestaciones. Lo más importante es que los profesionales que acompañan a las personas con este tipo de trastorno sepan ver más allá de la etiqueta, entendiendo las particularidades únicas de cada uno, viendo a la persona como un todo y no como un conjunto de síntomas.
Como comentábamos más arriba, el TLP se acompaña de un intenso estigma social. Históricamente, este ha sido un problema de salud mental complejo de entender y abordar. De hecho, aún proliferan muchas creencias erróneas sobre las personas que lo sufren. Por ejemplo, es frecuente oír que las personas con una marcada tendencia suicida o autolítica solo buscan llamar la atención.
También se suele culpabilizar y juzgar a los pacientes por sentirse como se sienten. Incluso, se considera a las personas con este trastorno como peligrosas. La realidad es que los pacientes que sufren TLP no buscan llamar la atención, sino obtener ayuda, sentirse vistos y queridos por los demás. No pueden decidir a voluntad cómo se sienten, nadie elige convivir con el vacío y las ganas de desaparecer. Aunque son personas muchas veces impredecibles, a menudo el mayor peligro tiene que ver con que se dañen a sí mismas y no al resto.
El papel de las experiencias tempranas en el desarrollo del TLP 🌦️
El TLP es un trastorno de origen multifactorial. En su desarrollo influyen variables de tipo genético, ambiental y social. Uno de los aspectos más estudiados tiene que ver con el papel de las experiencias tempranas.
Por un lado, se ha observado que aquellos individuos con familiares cercanos que sufren TLP tienen mayor riesgo de desarrollarlo. Esto puede quizá explicarse no sólo por una predisposición genética, sino por el hecho de que convivir desde la infancia con una figura cercana (por ejemplo, un padre o una madre) con estas dificultades puede mermar el desarrollo psicológico.
Por otro lado, es habitual que las personas que sufren TLP hayan vivido en el pasado experiencias de carácter traumático. Entre las más comunes se encuentran el maltrato o la negligencia en la familia o el abuso sexual infantil.
La asociación entre las vivencias traumáticas infantiles y el desarrollo del TLP no debe sorprendernos, y es que la personalidad y la identidad se configuran siempre en un contexto relacional. Es a partir de nuestras figuras de referencia que nuestra existencia cobra sentido y podemos organizar nuestro mundo interno. Si estas figuras están ausentes o nos maltratan, todo este proceso se ve seriamente obstaculizado.
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